Los pescadores de la zona del Estrecho de Gibraltar sufren con angustia un mal a diario que, en la mayoría de los casos, amenaza con terminar con su actividad, tras años de lucho, al verle escasa rentabilidad.
Desde hace aproximadamente dos años, empezaron a notar un incremento vertiginoso en la cantidad de algas que retiraban de sus redes cuando las lanzaban a las aguas de la bahía algecireña en busca de sus capturas. Algunos ejemplares, como besugos o salmonetes, salían a la superficie ya asfixiados tras verse enredados en grandes gajos de estas plantas marinas, lo que suponía un contratiempo importante a la hora de reunir una cantidad mínima en las ventas posteriores para cubrir los gastos de salir a faenar: seguros, gasoil, redes…
Pero la cosa ha ido a más, a mucho más, ya que estas algas han proliferado en grandes cantidades en la zona, lo que ha provocado que se cuenten por decenas de kilos las que, como media, hay que retirar de cada una de las embarcaciones que salen a pescar. Esto es un mal añadido, ya que, además de no reunir muchas capturas, se ven en la obligación de dedicar casi las mismas horas, ya amarrados, para retirarlas.
EL ESTRECHO DIGITAL da voz a los principales perjudicados de esta masiva presencia -aunque ya han aparecido restos abundantes en distintos puntos del litoral del Estrecho de Gibraltar – que piden soluciones a la Junta de Andalucía para poner fin a un problema que amenaza con acabar con su medio de vida.