Por enésima vez, las bateas situadas en la zona de Getares y La Ballenera vuelven soltarse tras el paso de un temporal en el Estrecho de Gibraltar. Desgraciadamente ha dejado de ser una escena sorprendente pasear por este extremo de la playa algecireña y comprobar que parte de la arena está ocupada por una estructura de grandes dimensiones de hierro oxidado, madera y redes, donde habitualmente conviven miles de mejillones, que son cultivados gracias a las inmejorables condiciones de estas aguas.
El problema está y cada vez resulta más grave y, no sólo por el impacto visual que supone, sino por el peligro que conlleva para cualquier embarcación que navegue por esta parte del litoral y pueda toparse con alguna de estas bateas que no están bien ancladas y que se convierte en una amenaza flotante para las decenas de buques que navegan al cabo del día por la zona.
Casi todo el mundo conoce de la existencia de estas estructuras en un lugar que para nada le corresponde y es consciente de los quebraderos de cabeza que puede conllevar, pero no parece que nadie tome cartas en el asunto, ni siquiera denunciando. Tan sólo el Grupo Ecologista Agaden ha elevado la voz para denunciar públicamente los hechos, remitiendo sendos escritos a la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Algeciras y la propia Capitanía Marítima del puerto algecireño, que sí que ha solicitado mayor control a la propia Junta, aunque, por el momento, nadie sabe, nadie contesta, ni siquiera se conoce a ciencia cierta a quién pertenece estas polémicas mejilloneras.
