Capitanes mercantes de Cataluña rechazan el derribo del monumento a Antonio López

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El próximo día 4 del recién estrenado mes de marzo, el Ayuntamiento de Barcelona quiere retirar el monumento erigido en 1884 en honor de Antonio López y López, primer marqués de Comillas, fundador entre otras empresas, de la Compañía Transatlántica, la naviera más importante de España y una de las principales de Europa, algo a lo que se opone la Asociación Catalana de Capitanes de la Marina Mercante, que, en una nota refiere: “el equipo del actual gobierno municipal satisface así su obsesión por destruir la escasísima memoria histórica del mundo marítimo y empresarial que queda en la ciudad. Las ciudades de nuestro entorno social y cultural recuerdan a los personajes que engrandecieron con su actividad el país y la ciudad con independencia de la época histórica que les tocó vivir, pues juzgar con criterios del siglo XXI la moral y las leyes de los tiempos pasados nos abocaría a una destrucción irracional y absurda de la Historia. Antonio López fue un gran emprendedor, mecenas del arte y la cultura (Verdaguer y Gaudí trabajaron con él casi de forma exclusiva) y como afirma el historiador Francesc Cabana en «La burguesía emprendedora» uno de los pocos no catalanes protagonistas de la transformación del país”, explican.

La razón que el Ayuntamiento actual ofrece de esta decisión se basa en la falacia de que Antonio López fue un “negrero», es decir que llevó esclavos negros de África hasta Cuba, a donde había emigrado desde Cantabria siendo muy joven. Esta presunta actividad de Antonio López es “simplemente falsa”, según aseguran desde este colectivo. “Mientras estaba en Cuba no tuvo ninguna actividad naviera relacionada con el tráfico, pues se dedicaba exclusivamente al cabotaje por los puertos de Cuba y los puertos del Sur y el Este de Estados Unidos. Hombre de familia muy humilde, Antonio López hizo su fortuna con su trabajo y su talento desde que volvió a Barcelona, a partir de 1853”, explican.

Un miembro de esta Asociación, capitán de la marina mercante y periodista, “ha intentado durante muchos meses que el Ayuntamiento le permitiera mirar el expediente que obligatoriamente, por ley, debe haber preparado para tomar la decisión de retirar un monumento que en 1884 el consistorio que entonces encabezaba el alcalde Rius i Taulet autorizó y apoyó. No hubo manera. El Ayuntamiento no tiene ningún informe que demuestre la aseveración de que Antonio López era un «negrero», pues la falsedad procede exclusivamente de un panfleto del cuñado de Antonio López dedicado sin prueba alguna a denigrar su memoria, despechado por el reparto de la herencia que había decidido su padre”, detallan.

La Asociación Catalana de Capitanes de la Marina Mercante solicita de nuevo al Ayuntamiento de Barcelona que reconsidere la decisión y respete la memoria que Barcelona conserva de nuestra estimable historia marítima.