Seguro que los que habitualmente frecuentan las inmediaciones de la estación marítima del puerto de Algeciras echan en falta, desde hace algunas semanas ya, a los conocidos como «Chipichangas», personas que se dedican al transferismo, sacando a clientes de esta zona para que compren sus billetes de barco en agencias del exterior, que les premian posteriormente con una comisión.
El punto de inflexión se produjo con la llegada a la presidencia de la Autoridad Portuaria de Gerardo Landaluce, que marcó en su hoja de ruta buscar soluciones a esta práctica, que es a todas luces ilegal y que provoca cuantiosas pérdidas en los puntos de venta situados dentro del propio puerto, además de dejar una muy mala imagen entre los visitantes. Esa insistencia se tradujo en la intervención crucial de la Guardia Civil, que se conocía a mediados del pasado mes de junio, deteniendo a 16 personas por llevar a cabo estas actuaciones.
Desde entonces, los viajeros que se dirigen a cualquiera de los aparcamientos cercanos a la estación marítima no han tenido que esquivar a estos vendedores ilegales, que han campado a sus anchas durante años, incluso, se conoce que más de uno ha tenido en esta actividad su medio de vida.
Ni la propia APBA, ni los responsables del colectivo de agencias del puerto ni las fuerzas de seguridad del Estado parecen muy dispuestas a que estos episodios se vuelvan a repetir, por lo que, después de muchísimos años y hasta décadas, se podría decir que nos disponemos a vivir una Operación Paso del Estrecho sin los famosos «Chipis».
