AESBA alerta del descenso del tráfico de búnkering en la Bahía

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La Asociación de Empresas de Servicios de la Bahía de Algeciras (AESBA) ha solicitado una reunión a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) para trasladarle su inquietud por el “preocupante” descenso de la actividad de avituallamiento de combustible (búnkering) en aguas de la Bahía, así como por el cada vez menor espacio existente en los muelles para poder realizar trabajos de reparación de embarcaciones.

Estos problemas han sido analizados por el sector en un encuentro en el que ha quedado patente la pérdida del mercado local de aprovisionamiento de combustible en beneficio de otros puertos como Ceuta, Las Palmas y Gibraltar. Las cifras son relevantes. Mientras que en 2016, se alcanzó un movimiento de 974.000 toneladas de búnkering, esta cifra ya bajó a 775.000 en 2017. Hasta el 31 de julio, la cantidad supera ligeramente las 500.000 toneladas.

 “Si la actividad de servicios al buque en el puerto de Algeciras es un tren, la locomotora es el búnker. Esta actividad es la que decide donde se realizan otras operaciones como cambio de tripulaciones, entrega de residuos, otros avituallamientos…”, ha indicado Manuel Piedra, presidente de AESBA.

El máximo responsable de la asociación que enmarca a las empresas de servicios ha añadido que “independientemente de que realizamos una importante actividad de bunkering con barcos que atracan en Acerinox, en la refinería de Cepsa en San Roque o en las terminales de contenedores, lo que nos preocupa es la pérdida de mercado en los buques que transitan por el Estrecho. No se trata, como ocurrió hace unos años, de que se desacelere el comercio mundial y que afecte a todos los puertos, sino de que hay otros muelles que se benefician de estos tráficos”.

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Atrás queda el importante incremento que tuvo Algeciras cuando se incorporaron a esta actividad empresas como Vopak y otros suministradores que operaban entonces en Gibraltar y que ahora, en algunos casos, “están volviendo a la colonia”, añadió Piedra.  El descenso en el número de barcos atendidos es una prueba. En el año 2016, época de gran actividad, el número de estos ascendió a 2.672, cifra que bajó a 1.980 el pasado año. Hasta el 31 de julio de 2018  el número de barcos es de 919. “La actividad hasta el momento este año repite la tendencia de bajada. Barcos que no toman combustible pero que tampoco demandan otros servicios al buque que también se pierden”, ha destacado el presidente de AESBA.

Un hecho trascendente es que de los cinco suministradores que había en este puerto, actualmente quedan tres: Cepsa, Repsol y Península. La treintena de empresas que se han reunido han acordado asimismo solicitar un encuentro con estas concesionarias del servicio para “ponernos a su entera disposición con el objetivo de analizar la forma en cómo incrementar el volumen del avituallamiento y ver qué medios o qué bonificaciones por parte de la Autoridad Portuaria necesitarían”, ha destacado Piedra.

A la espera de que la APBA les convoque, el sector de servicios considera perfectamente asumible la incorporación de, al menos, otro suministrador y así lo plantearán a los responsables del puerto a quienes solicitarán que hagan todo lo posible por incrementar el número de estas concesiones, al igual que se hace con los operadores de contenedores.

Las reparaciones, cada vez con menos espacio

Mientras que el búnkering baja, la actividad de las reparaciones de barcos se ha incrementado. Hasta el 31 de julio de este año el número de buques atendidos en este puerto ha ascendido a 1.155. Una cifra que aporta grandes expectativas. En 2016, el número fue 1.190 y el pasado año los barcos reparados fueron 1.380. Aquí la actividad se ve compensada frente a la de búnkering. Sin embargo, las empresas dedicadas a ello se ven con un problema derivado de la falta de espacio físico en los muelles del puerto.

Manuel Piedra ha señalado que el hecho de que las instalaciones portuarias estén cada vez más ocupadas por grandes empresas concesionarias de estos terrenos resta a su vez espacio para los trabajos de las pequeñas y medianas empresas de reparaciones. Esto ocurre o va a ocurrir en zonas como Campamento o en la fase B de Isla Verde, donde se contemplan ampliaciones de actividades ya existentes en el entorno. La alternativa de reparar en fondeo no es válida por los altos costes que se suman por la estancia de los buques cuando no están atracados.

Esta situación también se trasladará a la APBA porque “aunque estas concesiones tienen todo su derecho a reclamar espacio, los talleres pequeños o las empresas consignatarias también aportan tráficos y necesitan espacios libres e independientes para poder realizar sus trabajos”, ha añadido Piedra. AESBA no comparte la alternativa que les plantea la APBA de usar el dique exento. “Tiene la ventaja de aportar un 50% de la bonificación por atraque, pero también tiene la gran desventaja de que al ser exento es como si el barco estuviera fondeado y, por tanto, hay que atenderlo con lancha y requiere los servicios de práctico y amarre”. Por ello, esta asociación reivindicará zonas específicas en el puerto para las reparaciones. “El puerto debe implicarse”.

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