Un problema llamado `rugulopterix okamurae´

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La presencia de un alga del género `dictyota´, procedente de las costas asiáticas, continúa dando auténticos quebraderos de cabeza en el entorno marítimo de la Bahía de Algeciras y el Estrecho de Gibraltar.

Principalmente son los pescadores los más afectados, como ya pudimos comprobar en el reportaje que EL ESTRECHO DIGITAL publicó recientemente, conociendo, de primera mano, los obstáculos que encuentran estos trabajadores cuando salen a la mar en busca de sus capturas diarias.

En esta segunda entrega del grave problema que afecta a nuestras aguas y costas -porque cada vez es más frecuente y numerosa su presencia en las playas de la zona- , hemos querido conocer la opinión de algunos expertos. Es el caso del Club de Buceo CIES, que, en voz de uno de sus dirigentes, Manuel Martínez Chacón, recuerda que estamos ante un «alga parda, del género dictyota», que puede proceder de «China o Japón», y que han podido aterrizar en la zona «adosadas en los buques o en los tanques de lastre, encontrando en la Bahía el entorno propicio para su desarrollo», manifiesta.

«Fue detectada en 2015, aunque hasta en los dos últimos años no ha llegado a su máximo desarrollo», causando un grave perjuicio «al cubrir todo el fondo marino y no deja crecer a la fauna y flora autóctonas», añade.

Sobre su erradicación, Martínez Chacón no es muy positivo, aunque asegura que ya han llevado a cabo «ensayos en Guadalmesí y vigilando algunas zonas para ver la capacidad de regeneración, para ver si se puede encontrar algún punto débil», admite.

Otra de las opiniones respetadas la encontramos en Ángel Tomás Herrera, educador ambiental, que califica la situación como «grave» por unas algas que «han llegado aquí por el tráfico marítimo o por cuestiones relacionadas con el Canal de Suez», extendiéndose «desde la orilla hasta unos 40 metros, es decir, todo el área que cubre la luminosidad que entra en el mar», explica.

Como primera medida, Herrera entiende que lo primordial es «limpiar a fondo todas las playas de cascajo, pequeñas calas, las que miran al mar, para quitar las algas que se acumulan por toneladas», avisando de que «puede llegar a ser un problema de salud pública».

Pescadores, buceadores, biólogos, expertos,… ciudadanía en general, se muestran preocupados por la presencia abrumadora de estas algas en la zona, pero quiénes deben actuar para, al menos, intentar frenar su expansión son las administraciones, que aún no se han llegado a pronunciar ante un mal que invade la Bahía en forma de «mala hierba».