Europa quiere poner freno a la basura marina con una campaña que arranca en Mónaco

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La Comisión Europea ha lanzado desde el Museo Oceanográfico de Mónaco una campaña para concienciar a la ciudadanía en la lucha contra la basura marina, que Europa considera el mayor desafío medioambiental del planeta después del calentamiento global.

«Muy a menudo infravaloramos la contribución de los océanos a nuestra vida diaria. Tenemos que darnos cuenta de la dependencia que tenemos en los océanos. Y luego de los problemas y desafíos a los que se están enfrentando», explicó a Efe el comisario europeo de Pesca y Asuntos Marítimos, Karmenu Vella.

La basura marina es un tipo de polución antropogénica que trasciende y amenaza los ecosistemas marinos, de los que dependen directamente para vivir unos 3.000 millones de personas.

El 80 % de esa contaminación es plástico, que tarda unos 400 años en desaparecer y suma unos 150 millones de toneladas de residuos en el mar, según estimaciones de la Comisión Europea.

Estos restos, que a menudo provienen de bolsas y botellas de vertidas al océano, suponen un peligro porque los elementos más voluminosos estrangulan la fauna marina, mientras que las llamadas micropartículas (inferiores a 5 mm.) son ingeridas por los animales y pasan a formar parte de la cadena alimentaria.

«La polución plástica es menos espectacular que otros tipos de contaminación. Pero el plástico no es biodegradable y es acumulativo. Cada año, cada mes, cada hora, arrojamos más y más plástico al mar y tenemos que hacer algo», comenta a Efe el presidente del Instituto Oceanográfico de Mónaco, Robert Calgagno.

Se calcula que cada año se suman entre 4,6 y 12,7 millones de toneladas más a la pila de residuos plásticos que el hombre ha depositado en los océanos en poco más de un siglo. A veces con vertidos cotidianos, constantes y masivos como tirar restos plásticos o colillas de cigarrillos por el inodoro.

Y otras por culpa de desastres ligados al comercio internacional, como los 28.000 patitos de goma, ranas y tortugas de la compañía china First Years Inc que perdió en 1992 cuando un barco que había zarpado de Hong Kong se topó con una tormenta a la altura del archipiélago de las Islas Aleutianas, entre el mar de Bering, al norte, y el océano Pacífico.
Esos juguetes todavía siguen apareciendo aleatoriamente por medio mundo, desde Hawai a Escocia. Y lo harán durante varios siglos más.

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Museo Oceanográfico de Mónaco

Algunos estudios dicen que, de seguir a ese ritmo, para 2050 en el mar podría haber más plástico que peces. «Y me parece optimista porque en algunas áreas ya está ocurriendo», agrega el comisario maltés, quien incide en que la lucha contra esa lacra medioambiental pasa por gestos tan cotidianos y sencillos como evitar utilizar bolsas de plástico en el hogar.

Por ello la concienciación es el principal objetivo de la campaña «Acuarios del mundo contra la basura marina», a la que ya se han sumado más de 80 acuarios de todo el mundo, entre ellos los españoles de Barcelona, Madrid, San Sebastián, Sevilla, Santander, Valencia y Zaragoza, así como el Loro Parque Aquarium de Tenerife, Cosmo Caixa en Barcelona y el Museo do Mar de Galicia.

Algún día, el ser humano tendrá que recuperar la basura vertida al mar. Pero el objetivo inmediato sigue siendo «frenar, o al menos reducir drásticamente, la contaminación», subraya el presidente del Museo Oceanográfico de Mónaco.

«Retirar la basura existente de los océanos es un proceso muy importante. Pero actualmente no tenemos la tecnología, y creo que sería bastante peligroso empezar a pensar que inventaremos tecnología en el futuro próximo de forma que podemos seguir contaminando porque alguien limpiará lo que hagamos», concluye Calgagno.

Para inaugurar la campaña, el Museo Oceanográfico de Mónaco desveló una escultura marina firmada por Charles Pascua, en un acto en el que participó el príncipe Alberto II, quien subrayó la importancia de actuar inmediatamente por «el futuro de nuestros mares y de nuestros hijos».