El oscuro negocio de la pesca del atún en Filipinas, según Greenpeace

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La constante falta de transparencia en sus métodos de procesado y la explotación de especies que están cerca del peligro de extinción lleva a Greenpeace a denunciar la pesca del atún en Filipinas, calificándolo como un «oscuro negocio».

La organización elaboró un estudio en el que pedía la colaboración de las principales empresas atuneras para conocer desde sus métodos de pesca, las especies que enlatan y las condiciones laborales de sus trabajadores.

La ONG señaló que este año las empresas filipinas han mostrado una preocupante tendencia a negarse a revelar información para comprobar si el atún que enlatan se obtiene de forma legal y sostenible.

«Lo más importante es la transparencia de la industria, porque si eres transparente con tus métodos de pesca y tus medidas de sostenibilidad, podemos evaluar los fallos e identificar en qué cosas debemos trabajar», explica el responsable de Océanos en el Sudeste Asiático de Greenpeace, Vince Cinches.

«Pero no ha habido ningún cambio significativo en la forma de pescar atún en los últimos años, con lo cual las perspectivas de futuro para esta industria son bastante desalentadoras», agrega.

Un tercio de las enlatadoras más destacadas no quisieron responder a las preguntas de Greenpeace, mientras que una de las empresas más importantes, que se vende en Filipinas como «la marca de atún de confianza», envió los datos y documentos requeridos mucho más tarde de lo estipulado.

«Desde el principio, estas empresas de enlatado de atún deberían ser abiertas, transparentes y ayudar al consumidor proveyendo la información pertinente en sus latas», subraya el representante de Greenpeace.

Según sus datos, un 71 por ciento de los consumidores de atún en Filipinas no conocen qué especie utiliza la marca que más consumen, aunque un 96 por ciento dijo querer tener acceso a información sobre la cadena de suministro de las atuneras.

Filipinas, Tailandia e Indonesia son tres de los países que más atún suministran al mercado internacional, con una exportación combinada que alcanzó los 6.000 millones de dólares en 2015, según datos de Greenpeace.