Investigadores del Instituto de Investigación Marina (Inmar) de la Universidad de Cádiz (UCA) han desarrollado una metodología para evaluar los efectos del cambio climático sobre el patrimonio cultural subacuático (PCS), especialmente en zonas de aguas poco profundas. El estudio ha analizado los riesgos asociados al oleaje, como la descontextualización, la erosión y el desgaste de los yacimientos arqueológicos sumergidos.
Según ha informado la UCA, la investigación ha tomado como referencia yacimientos situados en la Bahía de Cádiz y ha determinado que, aunque las proyecciones climáticas apuntan a una reducción general en la energía del oleaje hacia finales de siglo, se prevé un aumento localizado de su intensidad en afloramientos rocosos y zonas costeras. Estas áreas son precisamente las que concentran la mayor parte de los restos arqueológicos sumergidos, lo que incrementa su vulnerabilidad.
El estudio ha evidenciado que las zonas poco profundas experimentarán cambios significativos en la intensidad de los impactos del oleaje. Entre ellos, el fenómeno de erosión ha sido identificado como el de mayor relevancia para la conservación del PCS.
La investigación ha utilizado datos históricos de oleaje y ha proyectado escenarios futuros considerando el aumento del nivel del mar, un factor clave en la evolución de estos riesgos. Para ello, se han analizado datos batimétricos, sedimentológicos y arqueológicos con el fin de determinar cómo las variaciones en el flujo de energía del oleaje afectan a los yacimientos subacuáticos.
Los resultados, publicados en la revista Journal of Marine Science and Engineering, han mostrado que los cambios en la dirección del oleaje y el incremento del nivel del mar están directamente relacionados con el deterioro de estos vestigios históricos. Asimismo, las zonas de afloramientos rocosos y las áreas costeras poco profundas han sido identificadas como los enclaves de mayor vulnerabilidad.
La metodología desarrollada por el equipo de la UCA permitirá identificar las áreas de mayor riesgo y evaluar la preservación del PCS en diferentes escenarios climáticos futuros. Esta herramienta proporciona una base científica para discriminar yacimientos en riesgo y adoptar estrategias de conservación a largo plazo, asegurando la protección de estos vestigios históricos ante los efectos del cambio climático.