La flota de arrastre andaluza ha iniciado hoy un paro total como respuesta al reciente acuerdo del Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europea, que establece una drástica reducción de los días de faena para esta modalidad. Según José María Gallart, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape), el 100% de los barcos en Andalucía han secundado la huelga, a la espera de los resultados de la reunión convocada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El acuerdo europeo reduce progresivamente las jornadas de pesca para los arrastreros del Mediterráneo, que pasarán de los 130 días actuales a un máximo de 27 o 28 en 2025. Aunque el pacto contempla mecanismos de compensación mediante medidas de sostenibilidad, el sector pesquero considera que estas no son suficientes para paliar el impacto económico y social de la decisión.
Mientras en Andalucía la adhesión al paro ha sido unánime, en el resto del litoral mediterráneo la situación es más incierta. Según Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP), las cofradías de Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y Murcia muestran divisiones sobre la conveniencia de sumarse a la protesta. Algunas asociaciones están dispuestas a participar, otras condicionan su apoyo a un consenso generalizado, y otras se han mostrado indecisas.
El paro se produce en un momento crítico, ya que hoy se celebra una reunión clave entre la Secretaría General de Pesca y los representantes del sector para avanzar en la aplicación de las medidas de sostenibilidad. El Ministerio ha prometido adelantar jornadas de pesca durante el primer semestre de 2024, con el objetivo de que el cómputo anual sea similar al de este año. Sin embargo, estas medidas no han logrado disipar las preocupaciones del sector, que considera los recortes desproporcionados y perjudiciales para la viabilidad económica de las flotas y la actividad portuaria.
Los recortes afectan a 556 barcos de arrastre en el Mediterráneo y ponen en riesgo el empleo y la economía de numerosas comunidades pesqueras. Según Otero, el arrastre es fundamental para la sostenibilidad de la actividad portuaria y las lonjas en estas regiones. De no lograrse una solución satisfactoria, el sector advierte que las repercusiones podrían ser devastadoras, no solo para los pescadores, sino para todo el tejido económico vinculado a esta modalidad.