El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha valorado positivamente los resultados del acuerdo sobre las cuotas pesqueras de la Unión Europea para 2025. España ha conseguido mantener o aumentar las cuotas de varias especies clave en el Atlántico y ha logrado introducir mecanismos de compensación para mitigar el impacto del recorte de días de pesca en el Mediterráneo, una de las medidas más controvertidas de la propuesta inicial de la Comisión Europea.
En el Atlántico, se ha logrado aumentar la cuota de merluza sur, que pasa de 10.921 a 10.953 toneladas, asegurando la estabilidad de las flotas del Cantábrico y el Golfo de Cádiz. De forma similar, se ha incrementado la cuota de gallo sur en 732 toneladas hasta alcanzar las 3.942 toneladas, mientras que la de rape sur se ha elevado en 625 toneladas, situándose en 4.340 toneladas.
Además, la cigala del Cantábrico ha visto duplicada su cuota, que pasa de 12,4 a 25 toneladas, y la del lenguado ha crecido de 5 a 6 toneladas. Sin embargo, la cuota de jurel ha experimentado una reducción significativa del 65,9%, pasando de 43.032 toneladas en 2024 a 14.668 toneladas en 2025. En cuanto a la cigala del Golfo de Cádiz, la cuota se mantiene en 30 toneladas, igual que en 2024, mientras que la cuota de abadejo se ha fijado en 388 toneladas para las tres zonas de pesca españolas.
En el marco de las negociaciones con Noruega, se ha incrementado la cuota de bacalao ártico para España en un 3%, alcanzando las 2.617 toneladas. Esta mejora beneficiará especialmente a la flota gallega. Además, se ha mantenido la cuota de gallineta ártica en 106 toneladas.
En relación con el Reino Unido, España ha logrado reducir la disminución de la cuota de merluza norte, que finalmente será del 20% frente al 30% propuesto inicialmente por Bruselas. Por otro lado, tras varios años de cuota cero, se ha acordado una cuota de 6.719 toneladas de jurel compartido con la flota británica, lo que supone una mejora significativa para la flota del Cantábrico noroeste. También se ha permitido una cuota accesoria para la pesca del besugo, mientras que la cuota de rape norte ha aumentado un 54% hasta alcanzar las 3.817 toneladas.
El acuerdo para el Mediterráneo ha estado marcado por la propuesta inicial de la Comisión Europea de reducir un 79% los días de pesca, lo que habría limitado la actividad de la flota de 130 a solo 27 días anuales. Sin embargo, España ha conseguido introducir un mecanismo de compensación que permitirá recuperar días de pesca si se adoptan una serie de medidas medioambientales, como la utilización de redes más selectivas, la aplicación de vedas temporales o el cierre de ciertas zonas de pesca para la protección de especies demersales como la gamba roja y los alevines de merluza.
Este sistema permitirá recuperar el 80% de los días de pesca perdidos, garantizando en la práctica un número de días similar al de 2024. Las medidas adoptadas incluyen el uso de mallas cuadradas de 45 milímetros para la pesca costera y de 50 milímetros para la pesca en aguas profundas.
A pesar de los esfuerzos realizados, desde la Confederación Española de Pesca (Cepesca) se ha recibido el acuerdo con «frustración». Su secretario general, Javier Garat, ha advertido que las medidas de compensación supondrán un «sacrificio adicional» para los pescadores, especialmente por el coste económico que implican las modificaciones en las mallas y los cambios en las artes de pesca. «Los pescadores del Mediterráneo están al límite tras cinco años de esfuerzos y esto es una vuelta de tuerca más. Pescar no va a ser rentable para muchos de ellos», ha afirmado Garat, señalando que el impacto económico podría hacer inviable la actividad de algunos buques.
En cuanto a la gamba roja, se ha conseguido reducir la propuesta de recorte inicial del 30% a solo un 10%, lo que supone un alivio para la flota. Por otro lado, aún queda pendiente la adopción de la cuota de anchoa en el Golfo de Cádiz, que dependerá del informe científico pertinente, previsto para una próxima reunión de embajadores.
El ministro Planas ha calificado las negociaciones como «las más difíciles» de su carrera, pero ha destacado que el acuerdo alcanzado permitirá la continuidad de la actividad pesquera en el Mediterráneo, asegurando la estabilidad socioeconómica del sector. No obstante, desde el sector pesquero se teme que algunas embarcaciones no puedan asumir los costes asociados a los nuevos requisitos técnicos, especialmente en lo que se refiere a la adopción de nuevas mallas y la aplicación de vedas.