Ucrania ha advertido sobre el creciente riesgo medioambiental que representan cientos de viejos petroleros rusos empleados para evadir las sanciones internacionales, alertando de la posibilidad de un desastre en aguas europeas. Estos barcos, utilizados por Rusia para exportar crudo pese a las restricciones impuestas por Occidente, presentan serias deficiencias de mantenimiento y no están asegurados de manera adecuada.
Según un informe reciente de la Escuela de Economía de Kiev (EEK), más de 75 millones de barriles de crudo ruso son transportados mensualmente en petroleros con una edad media de 18 años. Estos buques, que atraviesan el Estrecho de Gibraltar, el canal de la Mancha, los estrechos daneses y el mar Egeo, suponen una amenaza directa para el medioambiente, especialmente si ocurriera un vertido de crudo en estas aguas estratégicas. De acuerdo con la investigación, los costes de limpieza y los daños ambientales podrían ascender a miles de millones de euros si no se toman medidas inmediatas.
Para eludir las sanciones y mantener sus ingresos por exportaciones de crudo, Rusia ha invertido más de 9.200 millones de euros desde 2022 en la adquisición y registro de petroleros bajo una red de empresas con estructuras de propiedad opacas, conocidos colectivamente como la «flota fantasma». Este tipo de embarcaciones ha incrementado su participación en el comercio marítimo ruso, llegando a transportar el 70 % del crudo exportado por vía marítima en 2024. Los analistas destacan que el volumen de crudo transportado por estos buques se ha duplicado en el último año, alcanzando los 4,1 millones de barriles diarios en junio de 2024.
A pesar de las sanciones impuestas a finales de 2022 por Estados Unidos, la Unión Europea y el G7, que establecían un tope de 60 dólares por barril de crudo ruso, la efectividad de estas medidas ha disminuido. Países como China, India y Turquía siguen siendo los principales compradores de crudo ruso, mientras que los países occidentales han sido reacios a endurecer las sanciones por temor a un aumento global de los precios del petróleo.
Los riesgos que suponen estos petroleros no son hipotéticos. Desde 2021, se han registrado al menos nueve vertidos a nivel mundial vinculados a embarcaciones rusas. Además, varios petroleros ya han sufrido colisiones o han estado cerca de hundirse en aguas europeas, según datos proporcionados por la EEK.
Ante esta situación, la EEK ha propuesto que los gobiernos europeos implementen controles más estrictos sobre los petroleros que navegan por sus aguas, para asegurarse de que cuentan con las coberturas de seguro necesarias. Actualmente, la mayoría de los petroleros rusos no estarían correctamente asegurados, lo que aumenta el riesgo en caso de un incidente. Si se aplican medidas más severas, como el proceso de «designación» que afectaría a los propietarios de los buques no asegurados, los principales actores del mercado, como bancos y compradores de petróleo, podrían dejar de hacer negocios con estos barcos, reduciendo su capacidad operativa.
Los analistas de la EEK concluyen que, aunque Rusia depende en gran medida de los ingresos por exportación de crudo, las sanciones efectivas y la supervisión adecuada de las operaciones de su flota podrían reducir significativamente el riesgo ambiental sin afectar gravemente el suministro global de petróleo.