La actividad comercial en los puertos de Estados Unidos ha sido reanudada después de que los estibadores pusieran fin a una huelga de tres días, tras alcanzar un acuerdo provisional entre la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) y la Asociación Marítima de Estados Unidos (USMX). Este acuerdo ha permitido extender el contrato anterior hasta el 15 de enero de 2025.
En un comunicado conjunto, las dos partes confirmaron haber llegado a un «acuerdo provisional sobre salarios», lo que ha facilitado la prórroga del Contrato Marco. Esto les permitirá volver a la mesa de negociaciones y abordar otros asuntos pendientes que aún no han sido resueltos. Con efecto inmediato, los estibadores han suspendido todas las acciones laborales y han regresado a sus puestos de trabajo.
El acuerdo incluye un incremento salarial del 62% durante los próximos seis años, una cifra que se encuentra entre la demanda inicial del sindicato, que reclamaba un 77%, y la oferta original de los operadores portuarios, que rondaba el 50%. Este incremento salarial es uno de los principales avances alcanzados en las negociaciones.
La huelga, que comenzó el pasado martes, ha sido la primera en casi 50 años en cerrar los puertos estadounidenses de costa a costa. Su impacto generó preocupación sobre las posibles repercusiones en la temporada de compras navideñas, así como en la economía del país en general, en un contexto marcado por las elecciones presidenciales de 2024. Además, la paralización amenazaba con agravar la situación de distribución de mercancías y bienes de consumo.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha celebrado el acuerdo alcanzado, calificándolo como «un avance fundamental». En un comunicado, ha agradecido tanto a los trabajadores como a los operadores portuarios por su disposición a «reabrir los puertos y garantizar la disponibilidad de suministros críticos», especialmente en momentos en que el país enfrenta desafíos adicionales, como la recuperación tras el huracán Helene.
El acuerdo provisional permite ganar tiempo para resolver los restantes puntos de la negociación y, al mismo tiempo, asegura la continuidad de las operaciones portuarias durante los próximos meses, lo que reduce la incertidumbre en sectores clave de la economía estadounidense.