Los estibadores de la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México han comenzado, esta pasada medianoche, una huelga indefinida, tras el fracaso de las negociaciones entre la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) y la Alianza Marítima de Estados Unidos. El conflicto se centra en la demanda de los estibadores de un aumento salarial del 77% en los próximos seis años, frente a la oferta de un incremento del 40% por parte de los gestores portuarios y las empresas navieras. Además, los estibadores exigen detener los proyectos de automatización, que consideran una amenaza para miles de puestos de trabajo.
Esta huelga podría tener importantes consecuencias en las cadenas de suministro globales y la economía de Estados Unidos, especialmente si se prolonga. Según cálculos de Maersk, por cada día de huelga se necesitarán entre cuatro y seis días adicionales para descongestionar los puertos. Las estimaciones de UBS apuntan a un retraso similar, y desde JP Morgan se señala que una semana de parón podría reducir la capacidad global de transporte marítimo en un 1,7%, afectando hasta un 15% si la huelga se prolonga indefinidamente.
Los estibadores exigen detener los proyectos de automatización, que consideran una amenaza para miles de puestos de trabajo
El conflicto se produce en un momento delicado para la economía estadounidense, ya que un paro prolongado podría generar presiones inflacionistas, justo cuando la Reserva Federal ha comenzado un ciclo de bajadas de tipos de interés. Las lecciones aprendidas durante la crisis de suministro post-pandemia serán clave para mitigar los efectos de este nuevo parón, aunque se teme que el redireccionamiento de cargas hacia la costa oeste podría generar nuevos cuellos de botella en los puertos de esa región, agravando el problema.
Por su parte, las navieras, que experimentaron ganancias históricas durante la pandemia, argumentan que los salarios de los estibadores ya están muy por encima de la media nacional, y que el sector enfrenta ahora márgenes más ajustados. El líder del sindicato ILA, Harold Daggett, ha defendido que los estibadores deben beneficiarse de los aumentos de ingresos generados por las navieras en los últimos años, señalando que los trabajadores han sido esenciales en mantener la logística global funcionando durante la pandemia.
En un contexto global, la huelga también se suma a otros problemas en las rutas comerciales, como la crisis en el Mar Rojo, lo que podría amplificar los efectos en la logística internacional y complicar aún más las cadenas de suministro a nivel mundial. La duración de la huelga y la capacidad de las partes para llegar a un acuerdo serán determinantes en las repercusiones que esta tenga para la economía global.