La Autoridad Portuaria de Motril ha anunciado una inversión de 1,3 millones de euros para realizar mejoras en los faros de la provincia, con especial atención al Faro de Sacratif. Estas obras forman parte de un plan de conservación y modernización de las estructuras para garantizar su funcionamiento continuo. El próximo 7 de agosto se celebrará el «Día Mundial de los Faros», una ocasión que busca destacar la importancia de estos elementos en la señalización marítima y la seguridad de la navegación. Este día se convierte en una oportunidad para apreciar la historia y el papel crucial que juegan estos gigantes guardianes en la protección de las costas y la guía de los navegantes.
La provincia de Granada cuenta con una costa de 80 kilómetros custodiada por tres imponentes faros gestionados por la Autoridad Portuaria de Motril: el Faro de Sacratif, el Faro de Castell de Ferro y el Faro de la Herradura. Estas estructuras, que originalmente servían como torres vigías para la defensa contra piratas y corsarios, se han transformado en elementos esenciales para la navegación marítima moderna.
El Faro de Sacratif, inaugurado en 1863, es el más antiguo y el principal centro de señales marítimas de la costa granadina. Ubicado en el «Cerro del Chucho» en Torrenueva Costa, se erige sobre los restos de una torre vigía del siglo XVI, destruida por un terremoto en 1803. Construido con piedra caliza y ladrillo, cuenta con una potente óptica y linterna aeromarítima. A 80,5 metros sobre el nivel del mar, su torre de 17 metros tiene una estructura troncocónica casi cilíndrica. El faro sigue operativo con un sistema de señales lumínicas característico: 0,2 segundos de luz, 2,3 de oscuridad, 0,2 de luz y 7,3 de oscuridad, repitiéndose cada 10 segundos.
El Faro de Castell de Ferro, situado en la «Atalaya de la Estancia» a 226 metros de altitud, es otro importante baluarte costero. Esta estructura, que data del siglo XVIII y fue declarada Bien Inmueble de Interés Cultural en 1985, servía para vigilar y defender la costa contra posibles ataques. Forma parte de un sistema defensivo más amplio, construido por la dinastía Nazarí y posteriormente reforzado por los Reyes Católicos, que se mantuvo en uso hasta finales del siglo XVIII.
Por su parte, el Faro de la Herradura, ubicado sobre los acantilados de la Punta de la Mona en Almuñécar, se alza en una torre vigía del siglo XVIII. Esta estructura, también declarada Bien Inmueble de Interés Cultural, tiene una forma troncocónica y cuenta con muros de piedra que le otorgan una visibilidad de 360 grados. Su función histórica era la defensa de la costa desde el Barranco de Cotobro hasta Cerro Gordo, protegiendo a la población de invasores y corsarios.