Una forma de dejar huella en la compañía Trasmediterránea

Desde sus inicios en 1968, hasta su jubilación en 2013, Manuel Delgado Cerro, ha tenido a la naviera como referencia

El Estrecho Digital continúa haciendo un recorrido por las vidas de quienes han dedicado años, a trabajar porque el puerto de Algeciras sea lo que es, a día de hoy: el principal puerto de España. Manuel Delgado Cerro es una de esas personas. A sus 71 años, ha vivido una vida ligada al Puerto de Algeciras, desde que ingresó el 15 de mayo de 1968, en la compañía Trasmediterránea, hasta su jubilación el 4 de mayo de 2013. A lo largo de su carrera, Delgado ha desempeñado numerosos roles, desde auxiliar administrativo hasta jefe de sección de informática, dejando una huella imborrable en su empresa.

Delgado comenzó su trayectoria en la compañía Trasmediterránea como aspirante a auxiliar debido a su juventud. Tras tres meses de trabajo, ascendió a auxiliar administrativo, trabajando bajo la dirección de taquilleros y jefes de la época. «Eran personas importantes», recuerda Manuel, quien aprovechó sus estudios para integrarse plenamente en su rol. Sus conocimientos fueron bien valorados, y comenzó a trabajar en diversas áreas, desde la ventanilla de venta de billetes hasta la coordinación de la Operación Paso del Estrecho (OPE) a principios de los años 80.

En 1983, Delgado fue nombrado coordinador de la OPE, junto al desaparecido, Salvador Merelo, coordinador de Protección Civil. Trabajaron incansablemente, turnándose en jornadas de 12 horas, supervisando el traslado de vehículos y la venta de billetes, en un entorno que exigía respuestas rápidas y eficientes. Manuel recuerda la construcción de un quiosco improvisado para la venta de billetes, rodeado por la Guardia Civil y la Policía Nacional.

La década de los 90 trajo consigo la implementación de la informática en Trasmediterránea. Delgado se convirtió en el responsable de seguimiento de ventas de billetes y la coordinación entre diferentes navieras, como Isnasa, Buquebús y la propia Trasmediterránea. «Era un desafío», confiesa Manuel, quien tuvo que adaptarse rápidamente a las nuevas tecnologías, viajando frecuentemente a Madrid para formarse.

Uno de los momentos más difíciles de su carrera fue el día 16 de julio, cuando dos días después de reincorporarse a la línea, el Ciudad de Ceuta, que había salido de Algeciras con destino al puerto de Tánger, y el Ciudad de Tánger, en viaje de Tánger a Algeciras, colisionaron

En 1994, fue nombrado responsable del soporte informático de la zona Sur-Estrecho de la compañía, y posteriormente, jefe de sección de informática. A pesar de no tener una formación académica específica en el área, Delgado se dedicó a estudiar intensivamente para cumplir con sus responsabilidades. Durante los veranos, continuaba su labor en la OPE, que evolucionó significativamente a lo largo de los años, mejorando en eficiencia y capacidad. Así, rememora con especial afecto su tiempo en Transmediterránea, describiéndola como «una familia donde el compañerismo y la dedicación eran la norma». «la compañía nunca regateó un duro a los trabajadores», afirma Manuel Delgado orgulloso de haber pertenecido a una empresa que le ofreció estabilidad y crecimiento profesional.

Uno de los momentos más difíciles de su carrera fue el día 16 de julio, cuando dos días después de reincorporarse a la línea, el «Ciudad de Ceuta», que había salido de Algeciras con destino al puerto de Tánger, y el «Ciudad de Tánger», en viaje de Tánger a Algeciras, colisionaron al Sudeste de Punta Carnero a 1,7 millas, en las proximidades de la bahía de Algeciras. El barco de Trasmediterránea resultó alcanzado por el «Ciudad de Tánger» a media eslora, que empotró su proa en el salón de butacas. Como consecuencia del accidente resultaron 5 pasajeros muertos y 18 heridos de diversa consideración, así como daños materiales en ambos buques. Delgado recuerda con cierta resignación y nostalgia, la coordinación efectiva entre las navieras, el gobierno y las fuerzas de seguridad, como  muestra de capacidad y resiliencia ante la adversidad.

Además de su dedicación al puerto, Manuel también tuvo la oportunidad de «hacer sus pinitos» en la política. En 2007, el Partido Popular le ofreció un puesto en su lista, pero un conflicto con sus responsabilidades como hermano mayor de la cofradía de Medinaceli le llevó a declinar la oferta. «Elegí ser hermano mayor, y no me arrepiento», comenta aunque admite que podría haber servido bien a su ciudad desde otro ámbito.

En cuanto a la actualidad del Puerto de Algeciras, Delgado observa con satisfacción su evolución. «La expansión ha sido maravillosa», dice, lamentando que los algecireños no valoren suficientemente el puerto como el mejor de Europa. Para Manuel, el puerto es el corazón de Algeciras y su activo más valioso y lo dice, porque ha sido testigo y protagonista de su transformación, dejando un legado de dedicación y servicio que perdurará en la memoria de quienes han tenido el privilegio de trabajar con él.

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