El Parque Energético San Roque de Cepsa ha puesto en marcha una planta de reutilización de aguas residuales que permite reducir en un 25% el consumo de agua utilizado en sus actividades industriales. La iniciativa, que representa una inversión inicial de 2,5 millones de euros, es clave en el compromiso de la empresa con la economía circular y la sostenibilidad medioambiental.
Rosendo Rivero, director del Parque Energético de San Roque, destaca la importancia de esta planta dentro de la estrategia global de la compañía: «Esta planta es fundamental para reducir el consumo de agua en nuestras operaciones. Hemos logrado recuperar un recurso que anteriormente era desaprovechado, permitiendo un ahorro significativo. Estamos hablando de 1,2 hectómetros cúbicos al año, lo que equivale al consumo anual de una población de 27.000 habitantes».
La tecnología aplicada en la planta incluye sistemas avanzados como la ultrafiltración y la osmosis inversa. Estos procesos permiten una reutilización eficiente del agua tratada, minimizando el impacto ambiental y conservando este recurso escaso. Jesús Mota, responsable de protección ambiental del Parque Energético de San Roque, explica cómo estos sistemas contribuyen a la sostenibilidad del entorno. «Con la ultrafiltración y la osmosis inversa recirculamos el agua y reducimos de manera considerable nuestro impacto ambiental. Estas técnicas nos permiten seguir utilizando un recurso tan valioso como el agua», concluye Mota.
En cuanto a los aspectos técnicos de la operación, Ernesto García, jefe de Área de la Planta de Energía, ha detallado el proceso que se lleva a cabo en la instalación. «El agua de nuestras operaciones industriales llega a la planta de reciclaje donde es inicialmente filtrada en una serie de contenedores que albergan filtros de alta precisión. Estos filtros eliminan partículas y coloides, preparando el agua para las siguientes fases de purificación. Finalmente, el agua pasa a través de módulos de ósmosis inversa donde se eliminan los últimos residuos sólidos y sales disueltas. El agua tratada se almacena y se reintroduce en nuestros sistemas, cerrando el ciclo de uso del agua en nuestras instalaciones».
Además del impacto inmediato en la reducción del consumo de agua, el proyecto tiene un alcance más amplio en las políticas medioambientales de Cepsa. Rosendo Rivero subraya la visión futura de la compañía. «Nuestro objetivo es alcanzar un balance neutro en el consumo de agua para 2030. Además, hemos establecido un acuerdo con la sociedad del campo de Gibraltar, Arcgisa, para suministrar agua recuperada. Esto nos permitirá, eventualmente, tener un impacto hídrico netamente cero».
La nueva planta de tratamiento de aguas residuales es parte del compromiso de Cepsa con la economía circular e incluye iniciativas implementadas bajo el programa BRIO, un esquema interno enfocado en la excelencia operativa. Este programa ha permitido identificar oportunidades para el ahorro de agua y mejorar la eficiencia en las operaciones de las instalaciones industriales de sus parques energéticos.