La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) ha invertido 2,6 millones de euros desde el año 2011 en distintos proyectos destinados a la recuperación y conservación del patrimonio histórico en la región. La presidenta de la APBC, Teófila Martínez, compartió estos datos durante una visita oficial junto a Arturo Bernal, consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía; Bruno García, alcalde de Cádiz; y Jaime Boloix, comandante naval de la ciudad.
La visita subrayó la coordinación entre diversas entidades, como la propia Autoridad Portuaria, la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, la Capitanía Marítima, el Centro de Arqueología Subacuática y la Armada. Esta colaboración ha sido fundamental en la gestión de los hallazgos arqueológicos surgidos durante las obras de la Nueva Terminal de Contenedores, iniciadas en 2011.
Durante el desarrollo de estos trabajos, se descubrió un primer pecio, denominado ‘Delta 1’, que emergió poco después del inicio del dragado en zanja para la cimentación del muelle de cajones de la fase uno de la nueva terminal. A pesar de las cautelas arqueológicas previas y la dificultad que representaba la capa de fango de gran espesor, el pecio fue detectado y estudiado. Este hallazgo se tradujo en una valiosa oportunidad para acceder a restos arqueológicos de inmenso valor, que de otra forma hubieran permanecido ocultos.
Teófila Martínez afirmó que los procedimientos establecidos han funcionado correctamente, facilitando la preservación del patrimonio mientras se continúa con el desarrollo portuario. El pecio ‘Delta I’, que se determinó data del siglo XVII, tuvo que ser trasladado a una nueva ubicación debido a las necesidades de la obra, siendo colocado temporalmente en una zona de menor calado y mejor visibilidad, lo que facilitó su estudio.
El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, a través de su Centro de Arqueología Subacuática, ha jugado un papel crucial en el estudio del pecio. Se han realizado análisis fotogramétricos, estudios dendrocronológicos y modelado en 3D del barco conservado, que mide aproximadamente 20 metros de eslora y entre 7 y 8 metros de manga.
Bruno García y Arturo Bernal destacaron la importancia de estos esfuerzos no solo desde el punto de vista histórico, sino también como una inversión en el futuro cultural y turístico de la región. Los trabajos de conservación incluyen medidas específicas como la colocación del pecio sobre una cama de arena y bajo una carpa especial para protegerlo del deterioro, asegurando su integridad mientras se completa su estudio y posible exhibición futura.