La Asociación de Directivos y Empresarios Logísticos, Propeller Valencia, ha dado a conocer los resultados de un estudio independiente realizado por investigadores de la Universidad de Amberes, que analiza el impacto de la crisis del Mar Rojo en el puerto de Valencia. Según las conclusiones presentadas por el presidente de Propeller, el puerto valenciano emerge como el hub de transbordo más favorable del Mediterráneo, superando a otras opciones como Tánger, a pesar de la situación adversa en el Mar Rojo.
El informe, elaborado por Edwin Van Hassel, Thierry Vanelslander y Felipe Bedoya Maya del departamento de Transporte y Economía Regional, se basa en el cambio de rutas interoceánicas que ahora evitan el Canal de Suez y optan por rodear el Cabo de Buena Esperanza, extendiendo el tránsito de 19 a 31 días. Este cambio ha modificado el atractivo de los puertos mediterráneos, situando a Valencia en una posición estratégica debido a su proximidad al Estrecho de Gibraltar y a la congestión que enfrentan otros puertos.
Según el análisis, la competitividad de Valencia como hub se ve reforzada por el ahorro que representa para las navieras, calculando entre 400 y 1.000 euros por TEU en un buque de 24.000 TEUs. No obstante, el estudio también reconoce sobrecostes generados por el desvío de estas rutas, estimando un incremento de entre 50 y 60 euros por TEU en Valencia, mientras que en puertos italianos podría ascender hasta 120 o 130 euros.
El presidente de Propeller Valencia, Alfredo Soler, destacó que el hinterland de Valencia ofrece ventajas competitivas significativas, como una «masa crítica» que ayuda a reducir los costes de importación y exportación, facilitando la distribución a otros puertos del Mediterráneo oriental con mayor eficiencia en comparación con Tánger.
Asimismo, Soler mencionó que hasta febrero, el tráfico de transbordo en Valencia ha registrado un aumento del 16% y se espera que continúe creciendo. No obstante, advirtió sobre los problemas de congestión que ya comienzan a surgir en el puerto, instando a la adopción de soluciones creativas y eficientes para manejar esta situación favorable y aprovecharla a largo plazo.
Finalmente, se plantea como posible solución la creación de un puerto seco cercano que permita aliviar la carga de las terminales, anticipando la puesta en marcha de la Terminal Norte para asegurar que los nuevos flujos de tráfico no se desvíen hacia otros puertos.