La Organización de Puertos Marítimos de Europa (ESPO) ha mostrado su inquietud frente a los recientes ataques, principalmente a portacontenedores, en el Mar Rojo por el movimiento Houthi. Estos incidentes han forzado a las compañías navieras a modificar sus rutas, optando por el Cabo de Buena Esperanza.
Esta alternativa supone un incremento de entre 3.000 y 3.500 millas náuticas (aproximadamente 6.000 km) en la distancia entre Asia y Europa, lo que se traduce en un alargamiento de la duración del viaje de entre 8 y 15 días, dependiendo del tipo de servicio de envío.
Este conflicto ha repercutido notablemente en el tráfico marítimo a través del Canal de Suez, considerado una vía estratégica y la más rápida para la conexión entre Asia y Europa. La alteración de esta ruta habitual no solo desestabiliza la cadena de suministro, sino que también ha llevado a un aumento en las tarifas de fletes de contenedores, alcanzando precios elevados comparables a los vistos durante la pandemia de COVID-19.
Zeno D’Agostino, presidente de la ESPO, ha comentado sobre la situación: “Los recientes acontecimientos en el Mar Rojo representan una amenaza para el tránsito por el Canal de Suez, una de las rutas marítimas más importantes para el comercio entre Asia y Europa. Esta crisis está causando interrupciones significativas en la cadena de suministro y añade un factor de incertidumbre en un entorno ya complicado tanto en lo geo-económico como en lo geopolítico. Las rutas marítimas extendidas y los posibles cambios en las escalas en Europa tendrán un impacto directo en los puertos, que deben adaptarse y mostrar flexibilidad para asegurar la continuidad en las cadenas de suministro. A diferencia del incidente del Ever Given, que fue un accidente y cuya solución dependió de la habilidad técnica y operativa, ahora nos enfrentamos a un desafío geopolítico en una de las rutas comerciales más críticas, lo que añade complejidad e imprevisibilidad a su resolución”.