La compañía Cepsa ha iniciado la comercialización de combustible sostenible de aviación (SAF) en el aeropuerto de Málaga, uno de los más transitados de España, con una expectativa de 20 millones de pasajeros para finales de 2023. Este paso consolida la posición de liderazgo de Cepsa en el ámbito de los combustibles renovables, tras haber sido la primera compañía en ofrecer SAF de manera permanente en cuatro aeropuertos principales de España: Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y Sevilla. Estas cinco ubicaciones, incluyendo Málaga, representan alrededor del 60% del tráfico de pasajeros en España, sumando 160 millones de viajeros anualmente.
Como uno de los principales fabricantes y proveedores de combustibles para la aviación en España, Cepsa avanza en su compromiso con la descarbonización del transporte aéreo. Hace un año, la compañía fue pionera al suministrar SAF a más de 200 vuelos en el Aeropuerto de Sevilla y ha establecido colaboraciones con aerolíneas líderes en España para promover la sostenibilidad en el sector. Entre sus socios se encuentran Iberia, Iberia Express, Air Europa, Vueling, Air Nostrum, Binter, TUI, Wizz Air y Volotea.
El SAF que comercializa Cepsa se produce en el Parque Energético La Rábida (Huelva) a partir de residuos orgánicos, como aceites usados de cocina y desechos agrícolas, reduciendo las emisiones hasta en un 90% en comparación con el queroseno convencional. Esta producción, alineada con los principios de economía circular, evita que estos residuos terminen en vertederos.
Para asegurar el abastecimiento de SAF, Cepsa planea desarrollar la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa, con una inversión de hasta 1000 millones de euros. La planta, ubicada en Palos de la Frontera (Huelva) y prevista para 2026, tendrá una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de SAF y diésel renovable.
En su estrategia Positive Motion, Cepsa aspira a liderar la producción de SAF en España y Portugal, con una capacidad de producción anual proyectada de 800.000 toneladas en 2030, lo que equivaldría a suficiente combustible para sobrevolar el planeta 2000 veces.