El patrón del pesquero «Nuevo Río Salado», con base en Conil, ha experimentado de primera mano las consecuencias de la invasión de algas asiáticas en el Estrecho de Gibraltar, tras zarpar con la esperanza de una buena jornada de pesca y regresar a puerto sin pescado, pero con una carga inesperada de toneladas de alga invasora asiática.
Antonio Vegara, profesor de la Sección de Educación Permanente y coordinador de grupos de trabajo sobre el alga asiática, ha expresado su preocupación por la situación actual. Vegara subraya que «no sería complicado implementar medidas administrativas que otorguen una cuota extraordinaria y revisable a los barcos artesanales afectados por esta problemática». Según el experto, «esta medida podría contribuir a aliviar las dificultades que enfrentan estos pescadores debido a la invasión de algas».
Vegara insiste en que, «mientras se ve, como en diez años, el atún rojo se ha convertido en sedentario en el Estrecho de Gibraltar aún, a pesar de producir 500 toneladas por año (un dato que avala su recuperación), no se puede pescar y ese excedente se va al Mediterráneo».
El profesor Vegara también lamentó la exclusión del sector pesquero local y el ecosistema de fondo del Estrecho en la Agenda 2030. Recordó que esta región, reconocida por su rica biodiversidad, ha sido fundamental en el establecimiento de áreas protegidas como el Parque Natural del Estrecho y la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo. La situación actual, según Vegara, requiere una atención urgente y una acción concertada para proteger tanto a los ecosistemas marinos como a las comunidades pesqueras que dependen de ellos.