La Organización de Productores Pesqueros de Almadraba (OPP51), que representa a las empresas que operan las almadrabas de Conil, Zahara de los Atunes y Tarifa, ha expresado su profunda preocupación ante el resurgimiento de iniciativas de producción de energía eólica off-shore frente a la costa gaditana. Estas iniciativas se ubicarían en las costas de Conil, el Palmar de Vejer y Barbate.
Según la OPP51, esta iniciativa parece ignorar que la ubicación propuesta se encuentra calificada como una zona de alto potencial para la conservación de la biodiversidad y la acuicultura marina en el Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) de la Demarcación marina sudatlántica. Además, la zona está siendo objeto de un procedimiento para su aprobación como Lugar de Interés Comunitario (LIC) de la Red Natura 2000 y su declaración como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
La organización está analizando detenidamente el documento inicial del proyecto presentado por la empresa Ferrovial, que es el paso previo a iniciar un procedimiento de evaluación de impacto ambiental. También están considerando otras acciones en coordinación con instituciones y agentes sociales locales que se oponen al proyecto.
La OPP51 argumenta que este tipo de instalaciones off-shore conlleva riesgos inasumibles y impactos negativos, como la generación de turbidez, sonidos y vibraciones, la alteración de las trayectorias migratorias naturales del atún rojo y el desplazamiento de especies depredadoras con las que existe un equilibrio natural. También enfatiza las repercusiones que la desaparición de la actividad almadrabera tendría en poblaciones como Conil de la Frontera, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa, donde la pesca del atún rojo y las almadrabas son una parte integral de la vida y la subsistencia.
La organización subraya que la transición ecológica y la descarbonización no deben realizarse a expensas de poner en peligro o sacrificar a comunidades costeras enteras que dependen del medio marino para su sustento. Además, expresan su desacuerdo con el nombre «Almadraba» que Ferrovial ha elegido para el proyecto, considerándolo un desafío insensible hacia un sector que está comprometido en la defensa de sus intereses y del entorno marino.