La federación del Transporte, FETRANSA, ha expresado su preocupación por la falta de previsión tanto por parte de los fabricantes como de las autoridades competentes con respecto a la entrada en vigor de la obligatoriedad de que los nuevos camiones matriculados cuenten con un tacógrafo inteligente de segunda generación. Esta falta de previsión ha resultado en que los nuevos vehículos no estén equipados con el tacógrafo adecuado, lo que lleva a que en la documentación de estos vehículos se deban registrar dos fechas de matriculación. Además, lo que es más perjudicial para los propietarios de estos camiones, es que a partir del verano de 2025, aquellos que realicen transporte internacional deberán cambiar sus tacógrafos.
La federación considera injusto que los transportistas tengan que asumir los costos derivados de la sustitución o adaptación de los tacógrafos en el caso de los camiones matriculados desde el 21 de agosto hasta el final de este año, al considerar que no son responsables de la falta de previsión y las prisas de otros actores en esta cuestión. Además, deja patente su preocupación ante la posibilidad de que se produzca un atasco en las fechas límite debido a las solicitudes de sustitución de estos dispositivos, lo que podría resultar en un aumento de los precios de los tacógrafos debido a la ley de oferta y demanda.
FETRANSA desconoce si esta situación se debe a especulación para aumentar los precios de estos dispositivos o simplemente a una falta de previsión. «Resulta llamativo que se justifique todo esto por la falta de suministros, especialmente microchips, ya que la falta de repuestos afecta a otras partes del camión como peldaños, calandras, puertas, entre otros, que no cuentan con componentes electrónicos», aseguran los transportistas en un comunicado con el que solicitan que «en caso de que sea necesario realizar cambios o adaptaciones en los tacógrafos de los camiones matriculados entre el 21 de agosto y el 31 de diciembre de este año, los costos de dichas modificaciones sean asumidos por los verdaderos responsables, es decir, los fabricantes».