El grupo ecologista, Greenpeace, ha publicado el informe «30×30: Del Tratado Global de los Océanos a la Protección en Alta Mar», que arroja luz sobre las crecientes amenazas a las que se enfrentan nuestros océanos. El informe presenta una hoja de ruta política para alcanzar el objetivo del 30 % de protección de los océanos del mundo para 2030, una meta respaldada por las Naciones Unidas, a través del nuevo Tratado Global de los Océanos. Este tratado será sometido a ratificación en la próxima Asamblea General de la ONU, programada para el 20 de septiembre.
El informe se basa en el modelo previo «30×30 Blueprint for Ocean Protection» y destaca las amenazas acumulativas que pesan sobre los océanos. En particular, revela un aumento del 8,5 % en la actividad pesquera en alta mar entre 2018 y 2022, llegando a casi 8,5 millones de horas. En las áreas identificadas para protección bajo el objetivo 30×30, este aumento asciende al 22,5 %. Estas tendencias indican una desconexión entre la ambición establecida en el tratado y la realidad en el mar.
Además de la pesca, el informe señala el calentamiento de los océanos, la acidificación, la contaminación y la amenaza emergente de la minería submarina como factores que ejercen una presión cada vez mayor sobre los ecosistemas marinos. Esto subraya la urgencia de la acción política para cumplir con el objetivo del 30 % de protección mediante el Tratado Global de los Océanos.
Los santuarios oceánicos total o altamente protegidos, que pueden establecerse en virtud del tratado, ofrecen un refugio seguro para la vida marina, libre de presiones humanas, lo que contribuiría a la recuperación de las poblaciones de peces.
En la actualidad, menos del 1 % de la alta mar está debidamente protegida, y para alcanzar el objetivo del 30×30 se deben proteger aproximadamente 11 millones de kilómetros cuadrados de océano cada año, una superficie mayor que la de Canadá, lo que equivale a 18 veces el tamaño de España.
El informe de Greenpeace también sugiere tres lugares específicos en alta mar para formar parte del primer conjunto de santuarios oceánicos debido a su importancia ecológica: los montes submarinos Emperador en el noroeste del océano Pacífico, el mar de los Sargazos en el océano Atlántico y el sur del mar de Tasmania/Lord Howe Rise, ubicado entre Australia y Nueva Zelanda.