Mallorca recupera la normalidad, tras el temporal de viento y lluvia de este domingo, que provocó que un crucero turístico de 330 metros de eslora, identificado como el Britannia, sufriese la rotura de sus amarras mientras se encontraba atracado en el muelle de Poniente del puerto de Palma. La incidencia fue causada por una intensa racha de viento que llevó a la embarcación a quedar a la deriva en la dársena. Consecuentemente, el crucero fue desplazado hasta el extremo opuesto de la dársena, donde colisionó con el petrolero Castillo de Arteaga, que se hallaba anclado en el pantalán de graneles líquidos.
La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) ha comunicado que, por fortuna, el incidente no ha dejado ningún herido. Sin embargo, el impacto provocó un boquete en el costado del muelle del petrolero, aunque hasta el momento no se ha observado ningún vertido en el mar. En respuesta, se ha activado el Plan Interior Marítimo (PIM) a nivel 0 como una medida preventiva. A partir de la evaluación inicial, se ha concluido que el daño sufrido no compromete la navegabilidad del petrolero.
Diversos organismos han intervenido en la respuesta a este evento. Los Bomberos de Palma, los prácticos, amarradores y remolcadores, así como los consignatarios de las embarcaciones, la Capitanía Marítima, la Policía Portuaria y la División de Seguridad y Protección de la APB, se han coordinado para abordar la situación de manera eficaz.
Adicionalmente, el fuerte viento que azotó el puerto de Palma tuvo repercusiones adicionales. Una cristalera de la Estación Marítima número 1 sufrió desprendimiento debido a las condiciones climáticas adversas. A raíz de esta ruptura, aproximadamente seis turistas de crucero sufrieron heridas leves y fueron atendidos en un centro médico local. También se registraron incidentes menores en el puerto de Palma, como la caída de una palmera en la Avenida Gabriel Roca en dirección al aeropuerto, lo que implicó la necesidad de redirigir el tráfico.