Los Puertos de Interés General del área Noroeste de España han mostrado su rechazo formal al veto de la pesca de fondo promulgado por la Comisión Europea, “al carecer de un soporte científico sólido y de un estudio socioeconómico imprescindible en estas circunstancias de crisis mundial”.
Para ello, las Autoridades Portuarias de Vigo, A Coruña, Marín, Vilagarcía de Arousa, Ferrol-San Cibrao, Pasajes, Avilés, Gijón, Santander y Bilbao, han firmado un manifiesto de oposición a esta norma tras participar, esta misma semana, en una mesa redonda organizada por la Asociación de Consignatarios de Buques y Estibadores del Puerto de Bilbao (ACBE), donde se abordaron los principales retos a los que tendrán que hacer frente los Puertos de Interés General de España.
En este contexto, los firmantes aseguran que se trata de “una normativa calificable como difusa en muchos aspectos y, desde luego, absolutamente injusta e injustificada para el sector pesquero de España, que verá como decenas de barcos de sus flotas deberán plantearse amarrar y abandonar el sector”.
“Supuestamente, se busca la sostenibilidad medioambiental para proteger ciertos fondos y especies de flora vulnerables, pero se deja de lado la sostenibilidad social y económica, al obligar a toda una parte del sector a desplazarse a otros caladeros en los que faenan pesqueros de otras artes y que, ahora, se verán sobreexplotados de forma intensiva, lo cual tampoco parece una medida muy equilibrada ni desde un punto de vista medioambiental”, prosigue el manifiesto.
Por otro lado -incide- “la coyuntura internacional creada por la situación bélica tras la invasión rusa de Ucrania ha provocado unas enormes alzas en los precios de los carburantes, a consecuencia de las cuales han amarrado varias flotas del norte de España, poniendo en peligro a un sector que se pregunta si podrá aguantar mucho más este envite, pues los armadores no pueden soportar un precio del litro de gasoil que es ahora mismo tres veces superior al del año pasado y superará 1 euro cuando termine la subvención de 20 céntimos por litro. Y todo ello, en un entorno altamente inflacionista y de retracción del consumo, que impedirá a los armadores repercutir al consumidor final estos sobrecostes”, concluye.