Tras la fractura detectada en el casco del buque granelero OS35, semihundido en aguas próximas a Gibraltar, el Gobierno del Peñón ha declarado «un incidente grave» tras la reunión del Consejo de Contingencia, presidido por el ministro principal, Fabián Picardo, y el gobernador y vicealmirante David Steel.
Debido a que el buque siniestrado «sigue cargado de combustible», el capitán del Puerto de Gibraltar ha dejado patente la gravedad de la situación, confirmando los primeros indicios sobre una fuga de sustancias del buque que podría ser aceite lubricante, vertido como consecuencia del movimiento derivado de la rotura, que se habría producido como consecuencia de la grieta de 4 por 10 metros que el barco sufría en el centro de su casco.
Las primeras investigaciones indican que el vertido esta, en principio, contenido con la barrera anticontaminación primaria que se había desplegado ante la posibilidad de un hecho así. No obstante, las autoridades marítimas de Gibraltar están haciendo todo lo posible para retirar del mar el aceite vertido utilizando un skimmer y una barcaza de lodos antes de que pueda filtrarse fuera de la barrera y alcanzar la costa.
A pesar de este contratiempo, el Gobierno de Gibraltar asegura que tras la fractura del casco del buque no se ha detectado «ningún derrame de petróleo» ya que todas las válvulas de combustible (del barco siniestrado) estaban aisladas antes de que se produjera la fractura del casco. En cualquier caso, «la prioridad es mitigar y minimizar cualquier impacto medioambiental», ha asegurado el Ejecutivo gibraltareño en un comunicado.
Para ello, se desplegarán dos buques en forma de U con barreras «para empezar a acorralar el petróleo que pueda derramarse del buque y que pueda escaparse de la barrera primaria y se desplegará una barrera adicional a lo largo de la costa que corre riesgo de impacto directo».