La Playa de El Rinconcillo, es este 15 de agosto, escenario de la tradicional Romería Marítima de la Virgen de la Palma, que emergerá como cada año de las aguas de la Bahía de Algeciras para reencontrarse con los ciudadanos de Algeciras. Esta fiesta popular, organizada por a Sociedad de Pesca deportiva El Mero está declarada de interés turístico de Andalucía.
La romería dará comienzo a las 13:30 de la tarde con la llegada de la imagen, que permanece durante todo el año sumergida en una cueva en el fondo de la Bahía de Algeciras, a la playa del Rinconcillo para ser colocada en su altar y recibir durante todo el día la veneración de algecireños y visitantes, hasta que en la noche sea conducida de nuevo a su gruta, finalizando la joirnada con un espectáculo de fuegos artificiales.
La talla, obra del escultor Nacho Falgueras, sale del mar a hombros de una nutrida comitiva que la lleva hasta la playa en torno a la una y media de la tarde. Algecireños y turistas venidos de todas partes se acercan hasta la Plaza de la Virgen del Mar para verla antes de que se la devuelva a su gruta cerca de la medianoche acompañada por fuegos artificiales marítimos y terrestres.
La devoción hacia la Virgen de la Palma nace en Algeciras a finales del siglo XVII, cuando un barco procedente de Italia llegó a este puerto para refugiarse de un fuerte temporal y la imagen de la patrona que viaja a bordo, en un cajón, tuvo que ser desembarcada porque, según cuenta la leyenda, cada vez que el barco intentaba salir de puerto se originaba un nuevo temporal.
Una vez que la virgen fue depositada en tierra, las aguas se calmaron y el barco pudo zarpar por lo que el pueblo interpretó que la imagen quiso quedarse. Desde entonces, se ha ido venerando, convirtiéndose en patrona y alcaldesa perpetua de Algeciras.
Este lunes, los algecireños, campogibraltareños y visitantes en general que estos días pasan sus vacaciones en la zona del Campo de Gibraltar podrán ver un año más a la virgen emerger de las aguas de la Bahía para, bien entrada la tarde, volver de nuevo a sumergirse en la cueva donde pasa el resto del año hasta la llegada de una nueva festividad.
