Navantia (Grupo SEPI) finalizó el ejercicio 2021 con un incremento de facturación del 20% respecto a 2020, debido principalmente al buen ritmo de ejecución de los programas en curso. Por cuarto año consecutivo, la compañía mantuvo la senda de mejora de sus resultados con la aplicación de las medidas previstas en su Plan Estratégico y pese a los efectos de la pandemia.
En 2021 Navantia continuó operando en un mercado complicado y con una clara contracción de la demanda, puesto que las consecuencias económicas derivadas de la crisis sanitaria dieron lugar a retrasos y cancelaciones en algunos programas previstos.
El retorno a una mayor normalidad en la ejecución de los contratos permitió a la sociedad Navantia S.A., S.M.E. elevar sus ventas hasta 1.306 millones de euros, un 20 por ciento más que en 2020. Navantia dedicó 71,8 millones de euros, a I+D+i, un 24,4 por ciento más que en 2020. El ejercicio arrojó un resultado negativo de 93,25 millones, lo que supone una mejora del 36 por ciento respecto al año anterior.
En cuanto al grupo Navantia, incluyendo la aportación de sus filiales (Navantia Australia, SAES Capital) y participadas, el importe neto de la cifra de negocio ascendió a 1.333 millones de euros, un 18% más que en 2020, y el resultado negativo fue de 82,47 millones, frente a 137,7 millones en 2020.
Los planes de negocio para 2022 prevén una recuperación de la actividad que continuará en los años sucesivos, de manera que la sociedad dominante siga la senda de sostenibilidad recurrente implantando las medidas económicas y técnicas previstas en su Plan Estratégico, aun en el entorno de incertidumbre internacional que se aprecia después del cierre de las cuentas.
En los últimos años Navantia ha venido potenciando su actividad comercial, con actuaciones que se han plasmado en la consecución de varios proyectos relevantes y han permitido una previsión de contratación y desarrollo de negocio favorables para los próximos cinco años.
Navantia cerró el ejercicio 2021 con una cartera de pedidos de 7.053 millones de euros, frente a los 7.851 millones de 2020 ya que, mientras las contrataciones se ralentizaron, se incrementó el ritmo de ejecución de los contratos.
A principios del año 2021 llegó a Australia el primero de los dos AAOR construidos en Ría de Ferrol, el ‘NUSHIP Supply’, y unos meses después lo hizo el segundo, ‘NUSHIP Stalwart’. Además, durante el año se puso a flote el submarino S-81 para la Armada y se firmó la orden de ejecución para el Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática (BAM-IS). En Bahía de Cádiz se botaron tres de las cinco corbetas del programa Avante 2200, cuya entrega ha comenzado en 2022.
Por otro lado, se inició en Fene (A Coruña) la construcción de 62 jackets encargadas por Ailes Marine (Grupo Iberdrola) para su parque eólico marino de Saint Brieuc (Francia), el mayor contrato de energía eólica offshore ejecutado hasta la fecha por Navantia.
En 2021, Navantia aprobó una reorganización de su estructura para alinear toda su actividad en torno a sus tres áreas de negocio: Construcción naval y Reparaciones, Sistemas y Servicios y Energías Verdes, que ha empezado a operar bajo la marca Navantia Seanergies con el objetivo de convertirse en un suministrador global de elementos para energía eólica marina offshore e impulsar el hidrógeno como vector energético. Además, la compañía ha lanzado una estrategia de descarbonización con el horizonte de 2040 y prepara, con el sector privado y la cadena de valor, proyectos para poner en valor el PERTE del sector naval.
La transformación de la compañía y su apuesta por nuevas tecnologías habilitadoras dio un nuevo paso con la participación de Navantia en la creación del consorcio industrial para la inteligencia artificial IndesIA, junto a Repsol, Gestamp, Técnicas Reunidas, Telefónica y Microsoft, una iniciativa a la que posteriormente se han incorporado otras grandes empresas.