Valpark pondrá en marcha de forma inminente la redacción de los estudios técnicos necesarios para evaluar la posible implantación de un intercambiador modal en el parque logístico de Vallada (La Costera), que servirá para conectar este polígono de grandes dimensiones con la línea ferroviaria del Corredor Mediterráneo, cuyo recorrido atraviesa toda la extensión de este parque industrial, dotándolo de una extraordinaria conectividad. La redacción del estudio se acordó tras anunciarse por parte de la Autoridad Portuaria de Valencia que esta estación podría ser de gran funcionalidad para la logística portuaria.
Así se acordó durante el segundo encuentro de trabajo celebrado entre la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), la Generalitat Valenciana, la sociedad Valencia Plataforma Intermodal y la empresa Gobernanza Industrial, que coordina el plan de resiliencia para el relanzamiento de Valpark, un parque industrial de 1.300.000 metros cuadrados con un extraordinario potencial económico y empresarial.
Varias han sido las razones que han motivado este primer paso adelante por parte de la APV para avanzar en la prospectiva de Valpark como una infraestructura logística de servicio para el sector empresarial dentro de su hinterland ferroviario de referencia.
Implicación de la Generalitat Valenciana
Por un lado, la implicación de la Generalitat Valenciana en el relanzamiento de Valpark, ha sido uno de los factores clave en la decisión de Valenciaport de apostar por la posible implantación de un nudo intermodal. La sociedad pública Espacios Económicos Empresariales, participada el 50 por ciento por la GVA y al 50 por ciento por el Estado, prevé asumir la condición de agente urbanizador para finalizar las actuaciones necesarias que permitan la entrada en funcionamiento del parque. Replicando así operaciones tan exitosas como las ya implementadas por esta sociedad en Parc Sagunt 1 y 2.
Por otro lado, el parque logístico de Vallada cuenta con una superficie total próxima a 1.300.000 metros cuadrados, tiene una longitud de dos kilómetros de largo entre sus extremos norte y sur, y dispone de terrenos suficientes en sus inmediaciones para garantizar futuras ampliaciones. Su ubicación presenta una accesibilidad directa a las grandes autovías y líneas férreas del corredor mediterráneo en el tramo Valencia/La Encina, declarado de intervención prioritaria por el Objetivo 6 de Transporte Sostenible del Plan de Resiliencia del Gobierno Central y el mecanismo Next Generation. La longitud física del polígono permitiría la implantación de una infraestructura de 750 metros lineales sin dificultades técnicas, complementando la oferta comercial de Valpark con el gran atractivo de disponer de una conexión intermodal vinculada al puerto de Valencia.
Otra de las razones, es el planteamiento urbanístico de Valpark, cuya tramitación burocrática se encuentra totalmente finalizada, ofrece a las empresas y clientes del puerto una inmediata disponibilidad legal de suelo industrial en una localización de gran intensidad de tránsito de mercancías. Esta circunstancia permitiría impulsar una oferta de suelo de parcelas de gran dimensión en un entorno de fuerte seguridad jurídica y en un periodo muy breve de tiempo, ofreciendo soluciones efectivas de implantación logística a muy corto plazo, que puedan suplir las necesidades de determinados clientes de los puertos de Valencia y de Gandía.
Hay que recordar que además de la disponibilidad jurídica de los terrenos, ADIF ya emitió un primer informe de compatibilidad para implantar un intercambiador ferroviario en Valpark al no existir ningún impedimento técnico que obste la conexión del parque con la red ferroviaria de interés general, dotada de ancho convencional e internacional que discurre por todo el borde sur del parque.
Junto a todas estas razones también se ha valorado el hecho de que la comarca de La Costera aprobase en mayo de 2021 una moción conjunta de los 19 alcaldes de la comarca para avanzar decididamente en el fortalecimiento de sus capacidades industriales y logísticas, a través del reimpulso de Valpark. Esta gran receptividad institucional, empresarial y social al desarrollo de la infraestructura se valora como un activo estratégico en el desarrollo subsiguiente de la infraestructura.