Un equipo científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) y el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM, CSIC) ha publicado un trabajo en el que analizan los efectos de las proliferaciones de medusas -junto a la pesca y a factores ambientales- en la disminución de la abundancia de la sardina y la anchoa en el Mediterráneo occidental.
En la última década en el Mediterráneo occidental se ha observado una importante disminución de la biomasa, la abundancia y las capturas de sardina (Sardina pilchardus), además de fuertes fluctuaciones en las poblaciones de anchoa (Engraulis encrasicolus).
Son varias las hipótesis que se han propuesto para explicar estos cambios, principalmente relacionadas con la pesca y la variabilidad climática y ambiental. La aparición, cada vez más frecuente, de blooms de medusas también se ha utilizado para explicar las fluctuaciones de sardinas y anchoas, aunque sin suficientes evidencias que lo demuestren.
Algunas especies de medusas se alimentan de huevos y larvas de peces. Además, durante episodios de blooms consumen grandes cantidades de zooplancton, lo que supone una competencia por el alimento con las sardinas y anchoas.
Este nuevo trabajo, que publica la revista Estuarine Coastal and Shelf Science, analiza mediante modelos estadísticos una serie de datos de más de 10 años de abundancia de sardina y anchoa junto a información sobre los desembarques en puerto, diferentes índices climáticos e información sobre la aparición de blooms de medusas.
Los resultados muestran que la aparición de grandes floraciones de medusas, en combinación con otros factores ambientales, tiene efectos negativos tanto para la sardina como para la anchoa y son importantes para predecir la abundancia de los pequeños pelágicos en la zona de estudio.