Los representantes del sector del transporte pesado por carretera que han participado en la edición 2021 de Green Gas mobility, han concluido que, a día de hoy, la única opción inmediata de descarbonización es el GNL y esperan el desarrollo del mercado del Biometano para continuar avanzando en el camino hacia las cero emisiones. La oferta comercial de camiones de hidrógeno comenzará entre el 2024 y el 2025, aunque, fabricantes como Toyota, ya disponen de oferta de vehículo ligero, autobuses y material de handling propulsado por este gas. Sin embargo, la falta de una red de repostaje y la escasa disponibilidad de hidrógeno verde suponen un freno al desarrollo de este vector energético.
En el sector marítimo, la Agencia Internacional de la Energía arrojó datos reveladores sobre el bajo nivel de desarrollo de las tecnologías que permiten mitigar emisiones como consecuencia de los requerimientos de potencia y autonomía que limitan las opciones técnicamente viables para descarbonizar. En el transporte marítimo, la mejora de la eficiencia energética no será suficiente para alcanzar los objetivos. Los pedidos de buques a GNL en el año 2021 se han disparado según los datos de DNV, pero las soluciones cero emisiones no contarán con la madurez suficiente para una implantación real en los buques de gran tonelaje en esta década.
Ante este escenario, el sector marítimo y el transporte por carretera consideran que el gas natural y la penetración progresiva del Biometano es la única alternativa que permite descarbonizar de una manera inmediata mientras que avanzan los desarrollos de otros combustibles y formas de propulsión que aun requieren importantes esfuerzos para convertirse en una opción real. A tal fin, el sector reclama una política decidida de impulso a la producción y uso de gases renovables, a través de una serie de acciones concretas: Agilizar la implantación de garantías de origen, simplificar la tramitación administrativa de las nuevas plantas de producción, elevar el nivel de ambición de la hoja de ruta del biogás y facilitar la inyección de este gas renovable en la red, son las acciones necesarias para garantizar la viabilidad de estos proyectos.
Adicionalmente, el sector del transporte por tierra y por mar requiere contar con los incentivos necesarios para que el uso de este combustible neutro en carbono vaya acompañado de un modelo de negocio viable. El despliegue del hidrógeno en el sector del transporte terrestre debe aprovechar el impulso de los fondos Next Generation, aportando la intensidad de la ayuda adecuada para garantizar el desarrollo de una mínima red de repostaje. El incuestionable rol de este vector energético en el transporte marítimo, requiere acelerar el desarrollo de toda la cadena reforzando la inversión en I+D+i.
El sector espera una gestión efectiva y justa de los fondos Next Generation que garanticen un reparto equitativo al biometano y al hidrógeno frente a otras energías renovables.