El Ayuntamiento de San Roque ha tenido que abrir, por tercera vez este verano, la bocana del Guadiaro para evitar un serio problema medioambiental y sanitario. A menos de un mes de la última intervención, se había acumulado tal cantidad de arena que a la maquinaría pesada le ha llevado dos días su retirada, hasta restablecer la comunicación entre el río y el mar.
Ante esta situación, el alcalde sanroqueño, Juan Carlos Ruiz Boix, ha reclamado repetidamente una solución definitiva a este cierre de la bocana, que se repite cada verano desde hace años sin que intervenga ninguna otra Administración. El primer edil sostiene que es competencia de la Junta de Andalucía, según lo establecido en un informe de 2017 de la Abogacía del Estado, con el añadido de que el paraje del estuario del río Guadiaro se incluye en la Red Natura 2000, que gestiona la Consejería de Desarrollo Sostenible.
En lo que va de verano, el Ayuntamiento ha tenido que contratar maquinaria pesada en tres ocasiones para reabrir la bocana, siendo las anteriores el 23 de julio y el 9 de agosto. Como entonces, una retroexcavadora ha retirado la arena que impedía la salida al mar del agua del río Guadiaro, mientras que un camión volquete transportaba el material a cierta distancia. La diferencia esta vez es que el aporte de áridos era mucho mayor, por lo que la tarea ha llevado dos días. Así lo explicado esta mañana el teniente de alcalde delegado del Valle
del Guadiaro y responsable de Infraestructuras y Obras, Óscar Ledesma: “De nuevo este verano estamos trabajando en la desembocadura del río Guadiaro, aunque esta vez con un aporte de material más importante que en las dos ocasiones anteriores, debido al tiempo que hemos sufrido en estas dos semanas”.
“Como siempre -señaló el edil- acudiendo a resolver este problema ante la ineficacia o el mirar hacia otro lado de otras administraciones. A la Junta parece que no le preocupa el problema, a pesar de sus consecuencias en la fauna y de tener al lado una zona residencial”. “Así que, una vez más -continuó- desde la Delegación de Infraestructuras y Obras estamos aquí para abrir la bocana, aunque esperamos que algún día se encuentre una solución”, concluyó Óscar Ledesma.
El taponamiento de la bocana del Guadiaro es una cuestión recurrente cada verano por el poco caudal del río, especialmente tras los temporales de levante o cuando sopla viento del sur. Una vez cerrada la desembocadura, la apertura debe hacerse en pocos días, debido a que la falta de oxígeno provoca la muerte de peces, un problema medioambiental que se puede convertir en sanitario ya que el río desemboca junto a una urbanización situada en Sotogrande.