La Guardia Civil de Alicante, en el marco del control rutinario que realiza sobre el comercio de pescado, ha intervenido 472 kilogramos de mercancía que estaba siendo transportada sin cumplir los requisitos legales requeridos según la normativa en vigor. Han sido propuestos para sanción ante los organismos competentes cuatro personas y una empresa.
En una actuación realizada en Santa Pola, los agentes localizaron 220 kilogramos de marisco congelado que carecía tanto de la trazabilidad (necesaria para conocer su lícito origen), como de la indicación de la fecha final de consumo óptimo, lo que puede significar un riesgo serio, al desconocer si la fecha límite ha sido superada.
En otras dos inspecciones, realizadas una en el puerto de Alicante, y otra en el de Altea, los agentes localizaron sendos vehículos que transportaban ejemplares inmaduros de merluza, que habían sido capturados y vendidos sin haber pasado por la lonja. La mercancía estaba siendo transportada oculta entre otros ejemplares que sí cumplían con los requisitos legales de talla y trazabilidad.
Las infracciones observadas en las tres inspecciones están clasificadas como graves
Para la especie Merluccius merluccius, la talla mínima reglamentaria es de 20 centímetros. Los ejemplares de pescadilla intervenidos por la Guardia Civil en estas inspecciones (52 kilogramos en la inspección de Alicante y 200 kilogramos en la de Altea) registraron una talla media de 16 centímetros. La pesca de ejemplares inmaduros, merma la capacidad de supervivencia de la especie, al ser capturada antes de alcanzar la edad reproductiva.
La carencia de etiquetado, observada en todos los casos, repercute en la imposibilidad de comprobar que los productos alimenticios hayan pasado los controles sanitarios y, por ende, la información de tales extremos a los consumidores.
Como resultado de las tres actuaciones el Seprona ha intervenido casi media tonelada de productos pesqueros. La merluza, tras pasar los controles oportunos ha sido donada a asociaciones benéficas para su consumo. En el caso del marisco, al no poder comprobar su fecha de caducidad, se ha procedido a su destrucción.