La Compañía Cepsa rediseñó, durante 2020, su organización nombrando un nuevo Comité de Dirección, formado por profesionales con amplia experiencia en los sectores energético y químico, junto con profesionales de extensa trayectoria. Este equipo directivo ha trabajado para diseñar la nueva estrategia corporativa, basada en la expansión y en el desarrollo de nuevos negocios que impulsen la transformación y el crecimiento de la empresa en el contexto energético y en un entorno de mercado en continua evolución. Así se refleja, al menos, en el informe de gestión integrado de 2020, dado a conocer por la compañía.
Según el documento el nuevo modelo de organización confiere un mayor protagonismo a los negocios. Por su parte, las áreas funcionales adoptan el papel de incorporar e implementar las mejores prácticas proporcionando servicios que aporten valor a los negocios, siendo dueñas de los procesos. Este nuevo modelo de organización ha impulsado la creación de tres nuevas Direcciones: la dirección de ESG, la dirección de Tecnología y Operaciones y la dirección de Crecimiento Estratégico. La transformación emprendida ha conllevado, además, otros cambios en la organización interna de diversas unidades. En total, los cambios organizativos se han extendido a más de 1.000 personas en la compañía. Con esta transformación, Cepsa configura un nuevo modelo en el que todas sus áreas y negocios son importantes para contribuir al éxito de la compañía en un entorno más volátil y desafiante que nunca.
Más allá de la respuesta a la crisis provocada por la Covid-19 y el impulso del proceso de transformación organizacional para preparar la compañía ante los desafíos del largo plazo, Cepsa alcanzó otros importantes hitos durante el ejercicio como la financiación del Banco Europeo de Inversiones para el proyecto DETAL que impulsará la eficiencia energética y reducirá el impacto ambiental, la conclusión de la segunda y tercera emisión de bonos por un importe de 500 millones de euros cada una la puesta en marcha junto a Redexis de la primera estación de repostaje de gas Natural Vehicular, el acuerdo con Madjaline Holding para producir y comercializar asfaltos o el consumo de energía eléctrica de origen 100 % renovable en las plantas químicas de Andalucía, entre otros.
Cepsa ha respondido a la pandemia garantizando las condiciones de seguridad a sus personas y en sus operaciones y manteniendo el servicio a sus clientes. Además, ha desarrollado un papel crítico como actividad esencial en el suministro de energía y productos químicos fundamentales para tareas de limpieza y prevención de la Covid-19. En este contexto, la compañía ha establecido, desde el primer momento un marco para la gestión de la crisis y ha adoptado medidas en todos los ámbitos y ha extraído lecciones que ha incorporado a su gestión.
La prioridad de Cepsa desde el inicio de la crisis de la pandemia ha sido garantizar la salud y seguridad de todos los empleados y sus familias, clientes, contratistas y suministradores, así como continuar con las operaciones para asegurar el suministro de productos y servicios energéticos y productos químicos funda-mentales para labores de limpieza y prevención de la Covid-19. La actividad de Cepsa ha sido calificada como esencial y ha sido crítica para contribuir a la reactivación en España tras el confinamiento. Por otra parte, debido a la caída de la demanda de derivados energéticos, se ha adaptado la producción de las refinerías a la demanda actual. En este sentido, tras la parada de mantenimiento planificada en dos unidades de la refinería La Rábida, estas han permanecido sin reactivar hasta que las condiciones de mercado permitan su puesta en marcha. No obstante, la compañía dispone de capacidades diferenciales que sustentan la resiliencia del modelo de negocio, y proporcionan la base para un crecimiento futuro.
El modelo diversificado ha aportado mayor capacidad para afrontar situaciones de crisis como la actual y asegurar la sostenibilidad a largo plazo. La alta integración operacional reforzada por una integración física de las instalaciones ha permitido maximizar la eficiencia e incrementar sinergias confiriendo una gran robustez al modelo de negocio.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, Cepsa puso en un plan de emergencias activando la estructura necesaria para dar una respuesta de la empresa en diferentes ámbitos. Esta estructura ha estado integrada por diversos comités, constituidos por representantes de distintas áreas y negocios, que han realizado un seguimiento continuo de los acontecimientos, asegurando la adopción de las medidas adecuadas. La compañía constituyó, además, un comité específicamente dedicado a analizar varios escenarios para afrontar las situaciones en cada momento del año y olas ocurridas, así como la posterior recuperación (Comité postcrisis).
Además de estos comités, Cepsa puso en marcha dos equipos de trabajo para desarrollar los protocolos a aplicar tras el periodo de confinamiento. Estos equipos, centrados en oficinas y centros operativos, se encargaron de establecer las acciones necesarias para la vuelta de los empleados y los contratistas a sus puestos de trabajo minimizando los riesgos.
La estrategia adoptada por Cepsa frente a la Covid-19 ha hecho que su impacto en los recursos humanos haya sido limitado. A ello ha contribuido también la madurez y flexibilidad de los procesos de la compañía. Además, la preparación previa de la energética, que ya contaba con un modelo que permitía el teletrabajo, ha permitido mantener la actividad desde el primer momento de la pandemia y que los empleados pudiesen pasar a trabajar en remoto. Igualmente, Cepsa ha desarrollado numerosas actuaciones para proteger a sus clientes y mantener sus actividades para seguir proporcionándoles los productos y servicios esenciales.
Por otra parte, Cepsa puso en marcha en abril un plan de contingencia para proteger la generación de flujos de efectivo, plan que se ha acompañado de una serie de iniciativas de resiliencia en otros ámbitos.
Estas medidas son adicionales a otras ya contempladas antes de 2020. A cierre del ejercicio, se han conseguido ahorrar 527 millones de euros mediante la reducción de 118 millones en costes y 409 millones en inversiones de capital, sobrepasando el objetivo inicial de 500 millones de euros de ahorro. Después de un periodo centrado en la resiliencia y el control de costes, la compañía ha comenzado a diseñar un plan de crecimiento sostenible y continuará trabajando para aumentar la eficiencia y optimizar la posición de su caja y capital circulante.