Pues mire usted, qué quiere que le diga. Qué pena me da que la clase política de un país como el nuestro, prácticamente rodeado de costa, de mar, desconozca tan profundamente el mundo del que viven miles de familias, el portuario. Políticos que toman decisiones y «planifican» a base del grito más fuerte, que apagan fuegos sólo cuando arden, que miran cuando se les obliga y que después, además, encima, se alegran de sus actos.
Alegría me da a mi por los compañeros estibadores, pero qué pena por los que muestran sus políticas de saltamontes.
Todos se felicitan, normal, ya se está viendo estos días que están entrando cepas de la Covid-19 «a través de barcos cargueros» en País Vasco y Galicia, y de ahí que se priorice al colectivo de los estibadores. Buques, se dice buques, que nuestro Capitán Marítimo se molesta cuando la terminología no es la adecuada.
Y ya está, todo solucionado, los estibadores, que son los únicos que suben a bordo de los buques, y los únicos que mantienen contacto con los tripulantes, son vacunados y se acaba con la «importación» de nuevas cepas a la ciudadanía.
Pues va a ser que no. Le voy a contar una de las historias de las 30.000 que ocurren en el Puerto Bahía de Algeciras en un año.
Érase una vez que llega un buque al Puerto. El buque necesita un consignatario, por Ley es obligación, el consignatario sube a bordo del buque, puede hacerlo por multitud de motivos, una entrega de dinero en efectivo o una firma de documentación por ejemplo. Nuestro buque también ha pedido provisiones. Es comida para la tripulación y piezas para el motor. Los provisionistas también deben subir al buque, para firmar el albarán de entrega de las mercancías, o incluso, algunas veces, para cobrar en efectivo el servicio. El buque también ha solicitado entregar residuos, vaya por Dios, el trabajador de la empresa Marpol también sube a bordo a entregar el Certificado Marpol, que tiene validez internacional y sin el cual puede que no entre en el siguiente puerto. Nuestro amigo también ha solicitado una reparación. Media docena de mecánicos y una docena de soldadores y caldereros suben a bordo. ¿Nos vamos enterando?.
¿Cómo ha podido hacer todos estos servicios nuestro protagonista sin que antes haya sido atracado?. El buque anuncia su llegada al Puerto y solicita Prácticos para la entrada y atraque en puerto. Mientras el buque está navegando un lancha de Prácticos se acerca para embarcar uno, a veces dos, Prácticos, que permanecen a bordo una media de 1 hora en el Puente. Cuando el buque está en posición es sujetado mediante los cabos que operan los Amarradores del Puerto, quienes, no lo van a adivinar, también suben al buque a que les firmen su albarán por su servicio para luego poder cobrar.
Hay miles de personas trabajando en nuestro Puerto, y todas ellas tienen relación diaria con tripulantes de decenas de países que están pasando de un modo u otro el Covid. Podría hablarles de surveyors, inspectores, representantes de P&I, técnicos de ascensores, buzos, etc., etc., etc.
Todos en el puerto somos esenciales y de inmunización prioritaria. TODOS.
Más razón que un Santo. Ay clase política, les ponía a muchos las libretas rubio, y los más viejos me van a entender