La Autoridad Portuaria de La Coruña ha iniciado los trabajos para la intervención de limpieza y restauración del mural cerámico de 26 metros cuadrados que preside el acceso al puerto por la plaza de Ourense. Este elemento artístico, obra de Manuel Fernández Miranda, recrea una vista aérea del Puerto junto a diversos motivos marinos y es un icono de la dársena coruñesa.
Los trabajos de restauración se desarrollarán de acuerdo a un proyecto elaborado por personal especializado, tras una inspección minuciosa de su estado y una propuesta de actuación dirigida también a minimizar alteraciones en el futuro. Esta intervención se prolongará en torno a un mes, sumándose a las distintas actuaciones que se están llevando a cabo en el muelle de Batería, con el objetivo de abrirlo este verano a la ciudadanía para el desarrollo de actividades culturales, sociales y deportivas.
Con estos trabajos se da continuidad también a la restauración del muro de cierre perimetral del puerto en la zona, realizada el pasado año, que seguirá en los próximos meses, mientras, en el interior del recinto,se desarrollarán en mayo y junio distintas labores de pavimentación y adecuación del muelle de Batería, cuya superficie asciende a 30.000 metros cuadrados.
El mural cerámico, que fue instalado en los años 80, está elaborado en bajorrelieve, con pasta chamotada y vidriada, y una gran variedad de colores, que van desde el blanco y negro hasta tierras, verde, amarillo y rojo. El estilo del conjunto parece representar una carta marina, resaltado por una rosa de los vientos de gran presencia visual. Los paneles laterales están dedicados a la exaltación del trabajo y las actividades características del Puerto. A la izquierda se recrea la actividad pesquera, representada por un barco, un pescador, una pescantina y un bodegón de mariscos. En el panel de la derecha se hace referencia a las industrias relacionadas con la actividad portuaria, con una grúa, un casco de navío y un operario de la industria naval.
El objetivo fundamental de la intervención es minimizar los efectos del paso del tiempo y prevenir alteraciones futuras, pero sin que ello implique un cambio sustancial en el aspecto tan característico del mural. Por tanto, se respetarán los morteros originales y se reintegrarán las lagunas más visibles en el vidriado, al tiempo que se protegerán los bordes para evitar daños. También se abordará una recuperación de los colores originales a base de resinas y se realizará un lavado general con agua atomizada, eliminando a cepillo las zonas con polvo incrustado.