Un nuevo estudio realizado por expertos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) y del grupo de investigación SeaHealth perteneciente al Instituto de Ecología Acuática de la Universidad de Gerona (UdG) ha puesto de manifiesto que en determinados fondos marinos, como en zonas del Mediterráneo, donde se practica la pesca de arrastre viven especies que contienen moléculas bioactivas clave para la fabricación de nuevos fármacos útiles para, por ejemplo, tratar el cáncer.
En concreto, el trabajo habla de los hábitats de agregación de crinoideos, animales pertenecientes al filo de los equinodermos, que incluyen también las estrellas, los erizos y los pepinos de mar. En el Mediterráneo, los hábitats de agregación de crinoideos se encuentran entre los 120 y los 170 metros de profundidad y albergan una gran cantidad de especies marinas, muchas de interés comercial.
Sin embargo, y pese a su vulnerabilidad a la pesca, no están suficientemente protegidos, lo cual sería clave para la elaboración de nuevos fármacos de origen marino, no solo para combatir el cáncer, sino también otras enfermedades de origen bacteriano o vírico. Esto, además, contribuiría a la conservación y explotación sostenible de las especies de interés pesquero que se refugian en estos hábitats.
Según el estudio, publicado en la revista ‘Marine Drugs’, el 14 por ciento de las especies que componen el descarte de la pesca de arrastre llevada a cabo sobre hábitats de agregación de crinoideos poseen moléculas con propiedades antitumorales, antibacterianas, antioxidantes y antihipertensivas, entre otras.
«Según muestra la bibliografía consultada para la realización de este estudio, estas moléculas están presentes en una gran diversidad de organismos marinos, desde tiburones hasta ascidias o corales blandos. Estos animales viven en fondos de crinoideos donde son pescados y descartados», ha explicado el primer autor del estudio e investigador del ICM-CSIC Alfredo García de Vinuesa. Además, prosigue, otro 16 por ciento de las especies que forman parte de este descarte podrían contener moléculas con potencial bioactivo, ya que se han observado en animales del mismo género.
Otra de las conclusiones relevantes del estudio, en el cual han participado también los investigadores Montserrat Demestre (ICM-CSIC), Arnau Carreño (UdG) y Josep Lloret (UdG), es que el 68 por ciento de las especies o géneros con moléculas bioactivas presentan una vulnerabilidad media o alta a la pesca de arrastre.
Por ello, el trabajo, elaborado en el marco del proyecto ‘CriMa’, sugiere que se los proteja priorizándose la obtención, de forma sintética en el laboratorio, de sus moléculas bioactivas o bien gestionándose su explotación de una manera muy controlada.
«En el Mediterráneo, los fondos de agregación de crinoideos están considerados hábitats sensibles y altamente productivos, pero no están protegidos del impacto de la pesca. No obstante, estamos trabajando conjuntamente con los pescadores de arrastre para conseguir una explotación sostenible que beneficie tanto a los pescadores como a estos hábitats», ha explicado García de Vinuesa.
Para la elaboración del trabajo, el equipo científico realizó campañas experimentales a bordo de barcos pesqueros para identificar las especies descartadas de la pesca de arrastre realizada sobre estos hábitats. También llevó a cabo una extensiva búsqueda bibliográfica de los componentes bioactivos que pueden presentar estas especies, lo cual es especialmente novedoso, ya que hasta la fecha la mayoría de las especies con compuestos bioactivos se localizaban en hábitats mucho menos profundos y más cercanos a la costa.
«Localizamos un hábitat de crinoideos en los caladeros adyacentes al puerto de Blanes frecuentado por la flota de arrastre de dicho puerto y nos embarcamos en distintas campañas para conseguir muestras del descarte. Luego investigamos cuáles de estas especies o congéneres (animales del mismo género) habían demostrado con anterioridad poseer moléculas bioactivas», ha detallado García de Vinuesa.
Finalmente, el experto se ha mostrado convencido de que el estudio abrirá la puerta a futuras investigaciones que puedan detallar, ya en el laboratorio, el potencial bioactivo de estas especies marinas y su uso potencial en el campo de la biotecnología marina.