Como marino que lleva más de treinta años en la profesión, tengo mucho que agradecer a este rumbo duro, pero maravilloso, que escogí en su día. He podido, gracias a mi carrera, cumplir casi todos mis sueños y llevar una vida digna y prospera. Desde la posición alcanzada, recuerdo con agradecimiento aquellos que me ayudaron en este camino, y especialmente los que lo hicieron cuando empezaba, cuando era un alumno (agregado se decía entonces) lleno de dudas y esperanzas.
Es por ello, por lo que creo que mi obligación es devolverles todo lo que hicieron por mi, pero ¿Cómo?, pues… yo lo veo así: Ayudando a los que empiezan, compartiendo conocimientos, animándolos con mi ejemplo, dándoles esperanzas, atendiéndoles en sus demandas si es que están dentro de mi alcance, comprendiéndolos y respetándolos.
Escribo estas letras en muestra de mi desesperación, tristeza e impotencia
Por ello, escribo estas letras en muestra de mi desesperación, tristeza e impotencia y explico el porqué: desde hace más de tres meses, estoy intentando buscarles embarque a dos alumnos con negativo resultado, nada, no hay manera: que si el Covid-19, que si las prácticas curriculares, que si tenemos convenio con la Universidad de Casablanca…excusas, excusas y excusas, y alguna de las veces ni siquiera contestación.
Por supuesto, estos dos agregados acudieron a mi después de intentarlo por sus propios medios sin ningún resultado. A uno le faltan solo tres meses de prácticas, y el otro ni siquiera ha conseguido embarcar por primera vez, hay que ponerse en su lugar y comprender su desanimo y desesperación.
Curiosamente, después aparecen de vez en cuando en la prensa noticias de que la carrera de Náutica (o como quiera que se llame ahora) tiene un gran porvenir y fácil salida, pues difícilmente van a salir si ni siquiera pueden entrar.
Estamos totalmente equivocados, y si no cuidamos a nuestra cantera después no tendremos buenos profesionales, se habrán ido o estarán desmotivados, y no es para menos.
En esta búsqueda de embarque, me he enterado de que algunas Navieras ni siquiera les pagan. Parece increíble la falta de visión, profesionalidad y humanidad para tener a un chaval fuera de su mundo, trabajando y ayudando (porque me consta que ayudan, sobre todo lo hacen con esa ingente carga de burocracia que hay ahora a bordo), y ni siquiera darles una pequeña gratificación para sus gastos, increíble y penoso.
Mi profesión de práctico me permite subir a bordo de muchos barcos de diferentes compañías y cientos de nacionalidades, en casi todos hay alumnos, no solo en los barcos de su misma bandera si no de muy diferentes nacionalidades. Jamás, jamás he visto a un español en un barco de las grandes compañías internacionales, hay agregados de todas las nacionalidades, por supuesto europeos, pero ni uno español…¿Qué nos esta pasando? ¿Por qué?, no cabe duda de que el sistema falla y si sigue así, fallará nuestra cantera y será el fin de nuestra profesión, una desgracia en un país como el nuestro que siempre ha tenido fama de dar buenos marinos.
Lanzo desde aquí estas observaciones para dar a conocer el problema y porque me encantaría que las compañías que tienen barcos en la actualidad empezaran a comportarse con los Marinos como NAVIERAS. Así, todos estos problemas, y muchos más, se solucionarían, porque contarían en sus buques con personal al mando de confianza, con comportamientos leales, y bien formados.
Así mismo, las Universidades de Náutica deberían de pensar que por muy bien que formen a sus alumnos, si estos ni siquiera pueden terminar sus prácticas entonces…apaga y vámonos, esto se acaba.
Carlos Duclos. Capitán de la MM y Práctico de Algeciras