Desesperación, incertidumbre, dolor y rabia, es lo que sienten las familias de los desaparecidos tras el naufragio del Rúa Mar hace ahora nueve meses. Desde entonces hasta la fecha, nada más se supo de lo que pudo suceder con el pesquero con base en Barbate que salió a faenar la tarde – noche del 22 de enero a aguas del Estrecho.
De los seis tripulantes, el mar sólo ha devuelto – días más tarde – los cuerpos sin vida de dos de ellos, Javier Maza y Óscar Maquera. Mientras, las familias de dos de ellos, Iván Cazorla y Daniel Gallego, tratan a la desesperada de que se retome la búsqueda, paralizada a finales de febrero por parte del Gobierno.
Aseguran contar con el ofrecimiento de una empresa afincada en Almería, Azul y Verde, que les ofrece un 5% de esperanzas de localizar el pecio, algo a lo que ellas – Rocío Muñoz y Milagros Figueroa – se aferran para recuperar los cuerpos de sus maridos y, de paso, que se puedan esclarecer todos los pormenores de un naufragio del que mucho se ha hablado, pero del que poco se conoce, incluso – y según la Policía – podría estar relacionado con el narcotráfico, de hecho, su armador, Pedro Maza, se encuentra en la cárcel desde que, a mediados de julio, la Audiencia Nacional ordenara su ingreso en prisión incondicional, investigado por tráfico de hachís y por su posible responsabilidad penal en la muerte de los seis marineros del pesquero, de ahí que, tanto Milagros como Rocío, le vean como el máximo responsable.