Hoy me gustaría hablar de Cosme y Cayetano. Cosme era Vasco, de Motrico. Cayetano era Andaluz, Sevillano. Los dos murieron muy cerca de aquí, ambos en situación parecida, una a la que se vieron abocados por rasgos similares de su personalidad: Sentido del deber, Honor, Lealtad hacia sus compañeros y esa jodida manía tan española de demostrar valor sin límites en los momentos de desastre manifiesto y quizás muerte inevitable ( la Devotio Ibérica de los cojovarios) . El primero en pié hasta que murió desangrado, el segundo acribillado por 117 heridas de metralla. Cuentan que el primero metió el muñón de su pierna derecha en un barril de harina para poder mantenerse en pié. Del segundo dicen que cuando ya estaba saliendo de peligro se dió la vuelta desobedeciendo órdenes de sus superiores para ir a ayudar a sus compañeros. “Al fuego” contestó cuando le preguntaron que a dónde puñetas iba.
Ambos eran marinos, el barco de Cosme era el “San Juan Nepomuceno”; el de Cayetano el “Neptuno”. Cosme se batió con 6 barcos enemigos a la vez, Cayetano con cuatro. El martes pasado hizo 215 años de su muerte, junto con la de otros mil españoles además de otros miles de marinos de varias nacionalidades, pero las únicas palabras de recuerdo que he oído estos días en nuestra comarca (también es que leo y oigo poco) han sido en boca del Sr Contralmirante Steve Dainton, Comandante de las Fuerzas Británicas en Gibraltar, y a quien me gustaría dar personal y públicamente las gracias por sus palabras, las cuales me permito volver a publicar:
«Miramos nuestra historia para inspirarnos – nuestros antepasados nos recuerdan nuestro deber y los más altos estándares que deben ser alcanzados. Por eso, cada año nos reunimos para recordar la Batalla de Trafalgar – para recordar la valentía y el sacrificio de los hombres de ambos lados de la batalla – para recordar a las 58 naciones que lucharon en las flotas, incluidos nueve gibraltareños de la flota británica – para recordar al almirante Lord Nelson que murió sabiendo que había obtenido una victoria notable e histórica y dando gracias a Dios por haber cumplido con su deber».
Corrijo, no fueron las únicas palabras. Personas a las que aprecio mucho se sintieron de alguna forma inquietados por este acto y de que el mismo fuera publicado en este mismo medio. Me pregunto en qué sentido puede algo así afectar a nadie. A mí, la verdad, lo que me produjo fué envidia, simple y pura envidia. “España es el País al que lo españoles odian amar”. Esta frase no es mía, pero la hago mía. Que complejo tenemos. También es entendible, estamos demasiado adoctrinados por el poder, que continúa utilizando nuestra historia como un arma ideológica en vez de cómo instrumento intelectual de unión. Quizás no sea complejo sino falta de criterio propio.
Se da la circunstancia de que el barco de Cosme fue remolcado a Gibraltar. Durante años lo conservaron. En su cámara había una lápida con su nombre en letras de oro y los visitantes que querían entrar tenían que descubrirse como muestra de respeto hacia Cosme y, yo diría, hacia todos los valientes que cayeron aquél día (que no todos lo fuimos ni lo somos ni lo seremos ). Salvando las distancias del tiempo, distintas formas de ver la misma cosa, no?
Aquellos españoles, con muchas pagas (de mierda) atrasadas, a los que la (mala) suerte, la necesidad, el pundonor o la ley, colocó en aquel lugar para que encontraran la muerte y al que fueron aún siendo sabedores de ello ( y otros muchísimos que murieron después de gangrena en salas pestilentes o de hambre y frío en húmedos callejones) . Obligados y olvidados, por unos gobernantes necios y nefastos que no supieron estar a la altura de sus ciudadanos.
Les suena esto? Si, nada ha cambiado. Pero fueron, y nosotros también debemos seguir yendo: a por nuestros trenes, a por nuestros tráficos, a por nuestras zales, cada uno a por lo que su conciencia le diga que tiene que ir.. si no por España pues por la familia, por el amor y el botín.
Pues eso, aunque sólo sea por solidaridad, hoy quisiera recordar a mis paisanos Cosme Damián Churruca y Elorza, Cayetano Valdés y Flores , a los otros miles de paisanos y no paisanos que cayeron de ambos lados de la batalla y también a los que hoy siguen cayendo dando la batalla en otros frentes, como Hospitales, supermercados, cubiertas , Comisarías o en rincones remotos en el extranjero, en el cumplimiento de su deber , un cumplimiento que en tantas ocasiones no recibe contrapartida por quienes deberían de velar por nosotros…ni por nosotros.
Por cierto, igual de inspiradora me pareció la ponencia del Sr D. Manuel Pimentel Siles, en la Jornada Final de FOCOMAR, de la que me hice eco públicamente hace poco y por lo cual le pido disculpas al Sr Pimentel a la vez que le agradezco y felicito públicamente. Él también nos dijo que nos sintiéramos orgullosos de nuestra historia como Puerto , que nos inspiráramos en la misma y que nuestros antepasados nos dejaron un legado milenario al cual nos debemos , mismo discurso con la diferencia natural que tienen en la forma de expresarse un hombre de letras y un soldado.
Jose M. Tejedor
Presidente de Comport