Para conmemorar el 215º aniversario de la Batalla de Trafalgar, y en cumplimiento de las actuales medidas de control de Covid-19, Gibraltar ha celebrado una ceremonia al pie de la estatua del almirante Nelson, próxima a las antiguas murallas de la ciudad.
Durante el acto, el Gobernador Vicealmirante Sir David Steel ha colocado una corona al pie de la estatua del Almirante, al mismo tiempo que el Capitán de Fragata Nick y el Capitán de Corbeta Lloyd Cardy colocaban coronas en las tumbas de aquellos que murieron en Gibraltar como resultado de las heridas sufridas durante la batalla.
El Gobernador ha dado lectura al despacho del Almirante Collingwood al Teniente Gobernador de Gibraltar: «Ayer se libró una Batalla por la Flota de Su Majestad y se cosechó una Victoria que quedará
registrada como una de las más brillantes y decisivas que jamás haya distinguido a la Marina
Británica… Nuestra pérdida ha sido grande en Hombres, pero lo que es irreparable, y la causa
de Lamentación Universal, es la muerte del Noble Comandante en Jefe que murió en los brazos de la Victoria; no tengo aún ningún informe de los barcos…». A lo que siguió el preámbulo que fue leído por Fabián Picardo, Ministro Principal, y recordó a todos que «durante más de dos siglos las Flotas de la Royal Navy se han reunido en Gibraltar para realizar ejercicios y entrenamientos en tiempo de paz. Aquí, en tiempo de guerra, los barcos se han reunido antes de zarpar para afrontar los peligros de los mares y la violencia del enemigo».
El discurso de Trafalgar de este año fue pronunciado por el Contralmirante Steve Dainton, Comandante de las Fuerzas Británicas en Gibraltar, quien señaló la proximidad de Gibraltar al cabo de Trafalgar (70 millas):
«A pesar del impacto de Covid, en esta época cada año en los buques de guerra y establecimientos de la Royal Navy en todo el mundo la gente recordará la Batalla de Trafalgar, rememorando a los marineros que cayeron y especialmente al Almirante Horatio Nelson, que dio la más brillante y decisiva victoria que jamás haya distinguido a la Marina Británica», señaló.
esta batalla fue estratégicamente importante, ya que le negó a Napoleón la oportunidad de lanzar su invasión a Gran Bretaña y preparó el terreno para su derrota final en Waterloo unos 10 años más tarde. También sentó las bases para un siglo de dominio del poder marítimo británico y anunció el comienzo de la era del Imperio Británico. Pero, sobre todo, fue la forma en que Nelson dirigió a sus hombres, lo que esperaba de ellos y ellos de él. Era un innovador. Siempre buscando nuevas formas de obtener una ventaja táctica, de encontrar nuevos métodos para fusionar hombres individuales, oficiales y sus barcos en una fuerza única y cohesiva.
Consideraba a sus capitanes como algo más que simples subordinados para cumplir órdenes. Eran individuos en los que confiaba para contribuir a la batalla como consideraran oportuno, para aprovechar la ventaja cuando otros no tuvieran la visión táctica completa. Los tenía en su confianza y, como consecuencia, conocían su plan, su pensamiento y sus expectativas… Durante 2 años, había estado preparando su flota frente a la costa para la batalla. Los barcos y los hombres fueron entrenados y templados hasta el límite. Las tripulaciones de los cañones fueron finamente entrenadas para lograr un ritmo de fuego que el enemigo simplemente no podía igualar. Y, por supuesto, la flota estaba en condiciones de luchar, ya que eran capaces de confiar en el bastión de Gibraltar para mantener los barcos abastecidos y equipados como todavía lo hace hoy en día, la Royal Navy en esta base
«Más de dos siglos después, sigue habiendo muchas similitudes entre la Navy de Nelson y la Royal Navy de hoy. Fundamentalmente, la naturaleza humana no cambia y todavía se basa en la temprana inculcación de un espíritu que une a un equipo, para trabajar el uno para el otro y para un propósito común. Ese principio nos da un espíritu perdurable, derivado de la lealtad de nuestra gente a su barco, submarino, escuadrón y compañeros. Ese espíritu se sustenta en altos estándares profesionales, entrenamiento duro y regular y un liderazgo exigente. Ese espíritu multiplica el valor en la adversidad y da a la Royal Navy la determinación de luchar y ganar», reflejó el discurso del Comandante que acabó diciendo: «Miramos nuestra historia para inspirarnos – nuestros antepasados nos recuerdan nuestro deber y los más altos estándares que deben ser alcanzados. Por eso, cada año nos reunimos para recordar la Batalla de Trafalgar – para recordar la valentía y el sacrificio de los hombres de ambos lados de la batalla – para recordar a las 58 naciones que lucharon en las flotas, incluidos nueve gibraltareños de la flota británica – para recordar al almirante Lord Nelson que murió sabiendo que había obtenido una victoria notable e histórica y dando gracias a Dios por haber cumplido con su deber».