Antolín Goya, coordinador general de la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar (CETM), y los máximos representantes de la organización de trabajadores de todas las zonas del país, han participado este mediodía en la concentración en el puerto de Bilbao, organizada por los estibadores, en su séptimo día de huelga. De esta manera, la organización sindical de mayor representación en el sector escenificaba su unidad y su apoyo a lo que entienden una respuesta ajustada a una agresión reiterada contra los trabajadores, por parte de las empresas que forman el CPE.
“El trabajo digno no es un privilegio, por más que a algunos no les venga bien”, declaró Antolín Goya, “trabajar sin que se respeten, de manera reiterada y abusiva, los descansos semanales firmados en convenio colectivo, no es un privilegio; desarrollar tu labor en un entorno doblemente peligroso, por las propias características del trabajo y porque las instalaciones y maquinaria están en mal estado, no es un privilegio”.
Estas son las reivindicaciones, según Coordinadora: «el cumplimiento de los descansos diarios y semanales, la mejora de las instalaciones y maquinaria, junto con la adecuación de la plantilla para dar respuesta a la cantidad de faena que se genera en el enclave y que ha originado un exceso en los turno de trabajo (esta cuestión ha sido sancionada por la Inspección de Trabajo en los dos últimos años); que se reduzca la grave precarización del empleo en el sector, pues el uso de la eventualidad es desmedido, y que finalice la mala fe negociadora por parte de las empresas en la mesa del convenio colectivo».
El sindicato continúa afirmando que «hay numerosos ejemplos de la política empresarial abusiva del puerto de Bilbao, que solo prima la precariedad. Uno claro es la merma considerable de la plantilla en los últimos años, a la vez que se han multiplicado, de forma exponencial, las jornadas dobles. Así, en 2010 en la sociedad de estiba del puerto de Bilbao había 408 estibadores. Hoy hay 320. En el año 2010 se contabilizaron 1.664 jornadas dobles frente a 7.933, en 2019. A pesar del esfuerzo realizado por la plantilla, en 2019 quedaron 7.818 jornadas sin cubrir, por falta de personal».
A pesar de que la experiencia demuestra la inmovilidad de las empresas, «su política de incumplimientos del convenio y los mínimos derechos laborales, los estibadores reiteran su total disposición al diálogo y a la negociación, ya que entienden que es la única vía para encontrar soluciones, siempre que se haga de manera efectiva y de buena fe, tratando de buscar acuerdos que garanticen los puestos de trabajo en condiciones decentes y se adquiera un compromiso de cumplimiento de los pactos», añade el sindicato en una nota. “Los convenios colectivos se firman para cumplirse y no para que se modifiquen, de manera unilateral, al antojo de algunos”, concluye Antolín Goya.