Los trabajos para el derribo de 155 de los 229 metros con los que contaba la antigua lonja pesquera de Algeciras marchan a buen ritmo, en contra de la añoranza de los más veteranos del lugar, que recuerdan con nostalgia y hasta satisfacción los tiempos de bonanza de la pesca en estos lares.
El importante descenso en la actividad ha llevado a la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras a acometer un proyecto que culminará con la demolición de buena parte de este espacio, que hace unas décadas era considerado uno de los pulmones activos de la ciudad, ya que cientos de familias vivían de las capturas que llegaban a estas instalaciones de la amplia flota pesquera que faenaba en las aguas próximas al Estrecho de Gibraltar.
Todo ha cambiado radicalmente. De las más de 400 embarcaciones con las que se contaba entonces, en las décadas de los 70 y 80, ahora apenas se alcanza el medio centenar, lo que da buena muestra de la caída de este sector que, a pesar de ello, seguirá contando con una lonja pesquera más reducida, pero con todas las comodidades posibles, tras el traslado de cuadros eléctricos, nuevos aseos, la adaptación de redes a la parte que queda sin demoler y el desmontaje de materiales que puedan ser reciclados… entre otras mejoras.
Tras este derribo, iniciado a principios de agosto y cuyas labores se prolongarán durante tres meses, se podrá ejecutar el plan del Puerto de Algeciras, que podrá contar con una nueva superficie en la que instalar parcelas para la espera de vehículos durante la Operación Paso del Estrecho, lo que va a permitir, a su vez, que se pueda iniciar la liberación de la zona norte del Llano Amarillo, para la posterior ejecución del proyecto denominado «Lago Marítimo», en resumidas cuentas, lo que se dice adaptar los terrenos de los que dispone a nuevos usos en función de la demanda actual de la ciudadanía.