Las parcelas que están hoy vacías y con los módulos de servicios cerrados a cal y canto, bien podrían estar ocupadas, en condiciones normales, por cientos y hasta miles de viajeros que se preparaban para tomar el barco que le llevase hasta la otra orilla del Estrecho.
En condiciones normales, que este año no se dan debido a la pandemia del coronavirus, que ha golpeado con fuerza a todos los sectores, incluido el marítimo y, con más fuerza si cabe, el del transporte de pasajeros en esta zona.
Actualmente, y desde mediados de marzo, es inexistente con los puertos de España y el norte de Marruecos, que cerró sus fronteras y desde entonces sólo las ha abierto para recibir a repatriados y, a partir del pasado día 15, sólo se permite la llegada de buques procedentes de los puertos de Génova, en Italia, y de la ciudad francesa de Sète.
El puerto de Algeciras es el que más siente este dispositivo que permite el traslado de hasta tres millones de personas y 700.000 vehículos durante cada verano. Por eso, desde principios de junio – la OPE arranca oficialmente siempre el día 15 – la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras ya tenía todo previsto por si acaso se desarrollaba esta operación, sólo basta con dar un paseo por los alrededores y dentro del propio recinto portuario y comprobar la instalación habitual de las carpas de espera y los módulos colocados en las zonas habilitadas para atender a las numerosas familias que hacían uso de ellas ante la espera de embarcar con rumbo a su país.
Sin embargo, ya se ha sobrepasado el ecuador y nada se sabe con certeza sobre la apertura de las fronteras marroquíes. Lo que sí se conocen son los rebrotes que continúan dándose en ciudades como Tánger, lo que obliga a mantener la cautela a las autoridades locales sobre la conveniencia o no de recibir a personas de otros lugares de Europa para evitar un posible contagio.
Hasta que el panorama no se aclare, no se sabrá si, al menos, tendremos media Operación Paso del Estrecho 2020.