Esta semana se han cumplido ya siete años, desde que el Gobierno de Gibraltar decidió rellenar con bloques de hormigón, el fondo marino limítrofe con el Peñón en la zona de Poniente de la Bahía de Algeciras. Fue un 24 de julio de 2013, cuando los pescadores de la flota artesanal linense alertaban de lo que estaba sucediendo, creando un conflicto que aún dura en el tiempo, a causa de algunos «rifi-rafes» entre las autoridades marítimas de Gibraltar y los pescadores de la zona.
El Ejecutivo de la colonia llevó a cabo la colocación de bloques de hormigón como parte de su estrategia de protección marina, con la intención de crear unos arrecifes que incrementasen la biodiversidad y diesen refugio a muchas especies, sin embargo, años después, el patrón mayor de la Cofradía de pescadores de La Línea, Juan Morente, asegura que «los bloques sólo han servido para acabar con el marisco que había en esa parcela de agua». «Medioambientalmente, creo que no ha servido para nada», añade Morente quien reconoce que «en la zona de Sotogrande hay una escollera de bloques que se construyó para que no entrasen los barcos de arrastre y esa, si es efectiva, porque no permite llegar a las redes», pero en el caso de las aguas de la Bahía de Algeciras, en las que Gibraltar echó los bloques, «no pescaban barcos de arrastre, por lo que no se entiende para qué cubrieron el fondo marino de hormigón y de hierros», añade.
El lanzamiento de los bloques de hormigón al mar, por parte del Gobierno de Gibraltar, generó un conflicto una vez que la empresa que hacía este trabajo para el Ministerio de Medio Ambiente del Peñón, no pudo concluir el encargo, porque una patrulla de la Guardia Civil se lo impidió. Para el Ejecutivo gibraltareño, esta acción fue «totalmente inaceptable» porque la empresa llevaba a cabo una actividad legal y con licencia gibraltareña. Algo con lo que no coincidían las autoridades españolas y sobre todo los pescadores, que llevaron a cabo una concentración en la que más de un centenar de barcos mostraron su rechazo ante lo ocurrido.
«La situación, ahora, viene siendo la misma», asegura Morente al relatar que «los barcos ya no pueden pescar en esa zona porque no hay pesca y, en la parte de Levante, de vez en cuando, existe algún conflicto que no suele pasar a mayores».
En la zona de Poniente, donde fueron vertidos los 70 bloques de hormigón, no se ha vuelto a pescar, porque «los barcos no pueden calar las redes ya que se quedan enganchadas en los pinchos de hierro que tienen los bloques». Siete años después, la docena de barcos que faenaban, casi a diario, en dichas aguas de la Bahía de Algeciras, trabajan en la cara Este del Peñón e incluso, algunos han desaparecido, amarrando para siempre.