Desde que el pasado 22 de enero zarpara del puerto de Barbate, nada más se ha conocido del paradero del pesquero Rúa Mar, desaparecido en aguas marroquíes cuando faenaba en la zona con seis trabajadores a bordo, de los que sólo se han recuperado dos cuerpos, los de Antonio Javier Maza y Óscar Maquera; de los de Ángel Maza, Antonio Fernández, Daniel Gallego e Iván Cazorla, nada más se supo.
Y no será por el interés que le han puesto, principalmente, las familias de estos dos últimos. En un escrito conjunto elaborado por Milagros Figueroa, esposa de Daniel, y Rocío Muñoz, mujer de Iván, quieren dejar claro que “sólo estamos nosotras dos: el porqué no lo sabemos, pero sí que estamos desde el primer momento luchando por la búsqueda con una empresa privada que se puso en contacto con nosotros el 24 de enero para participar a coste cero y no obtuvo respuestas”, recuerdan, en clara alusión al ofrecimiento cursado desde la firma de servicios submarinos Azul y Verde.
“Hoy en día seguimos con el apoyo de esta empresa para realizar la búsqueda, queremos saber qué pasó, tanto que se dice del barco y que ellos no fueron a trabajar en la pesca, ahora con más impaciencia si cabe queremos saberlo, porque no queremos que se hable de lo que no se sabe”, añaden, en referencia a todos los movimientos últimos que se han dado en torno a la Operación Matraca, que relacionaba la actividad de este palangrero y de otros barcos pesqueros de la zona con el narcotráfico, tanto es así que su armador, Pedro Maza hijo, junto a su pareja, fueron detenidos y se mantienen en prisión por supuesta participación en una red internacional dedicada al tráfico de drogas entre España y Marruecos.
Estas dos familias siguen sin entender por qué no se le concede permiso para retomar las labores de búsqueda, que fueron dadas por concluidas por parte del Gobierno a finales de febrero. “¿Tanto trabajo les cuesta dar esa autorización?, ¿por qué no lo hacen? no lo entendemos, no les va a costar nada”, sostienen. “Lo mismo Daniel que Iván llevaban muy poco tiempo trabajando para estas personas, ellos siempre han sido trabajadores de la construcción y nunca se han dedicado a lo que se dice, eso hay que demostrarlo antes de hablar. Estamos cansadas de lo que dicen los demás, no hablamos, para eso está la justicia, que es la que tiene que investigar», consideran.
Por último, tanto Rocío como Milagros quieren dejar claro que «sólo queremos que nos apoyen en la búsqueda, que nos den la autorización y que no se hable de lo que no se sabe, para eso estamos luchando, para saber qué pasó y luego que pague quien tenga que pagar”, concluyen.