La pandemia del coronavirus está provocando un devastador momento – posiblemente el peor que se recuerda en los últimos tiempos – en lo que al tránsito de pasajeros se refiere en las conexiones marítimas del Estrecho de Gibraltar.
Desde el pasado mes de marzo, el número de viajeros ha caído en picado por las restricciones de desplazamiento dictadas desde los distintos gobiernos, dando sólo prioridad al tráfico de mercancías para el abastecimiento de la población.
De este modo, sólo se mantuvieron las conexiones entre Algeciras y Tánger Med para el tráfico rodado de bateas y camiones cargados con productos de primera necesidad; lo mismo con Ceuta. Sin embargo, desde el 21 de junio se volvieron a recuperar algunas salidas más con la ciudad autónoma, tras acordarse no solicitar autorización a las personas que decidieran cruzar a la otra orilla, pero aún en lado español, mientras la frontera del Tarajal con Marruecos permanece cerrada desde el 15 de marzo.
Es aquí donde se encuentra una de las claves de este desplome, ya que la interrupción del enlace marítimo con el país alauita ha propiciado que caiga por completo el movimiento entre ambos lados, contando con especial incidencia la suspensión de la Operación Paso del Estrecho, el movimiento migratorio reglado más importante del mundo.
En cualquiera de los años anteriores, estaríamos en un fin de semana de llegada masiva de pasajeros a los puertos de Algeciras y Tarifa procedentes de distintos puntos de la geografía española y europea para pasar las vacaciones de verano con su familia. Sin embargo, el Gobierno marroquí sólo ha cedido para recibir a aquellos que viajen en barco desde la ciudad francesa de Séte o desde el puerto italiano de Génova, a los que, además, se les presenta algunas exigencias importantes para poder pisar suelo marroquí.
A día de hoy es una incógnita saber si más adelante – cuando los casos de contagio desciendan considerablemente en la zona de Tánger, ciudad que ha quedado aislada por un importante rebrote en los últimos días – se abrirá con normalidad los pasos fronterizos, aunque, si así ocurriera, en ningún caso podrán alcanzarse las cifras de ediciones pasadas, cuando el operativo registraba el desplazamiento de unos 700.000 vehículos y más de tres millones de personas en los tres meses de OPE.