Marruecos ha iniciado el mes de julio sin una perspectiva clara sobre la apertura de sus fronteras, cerradas desde el pasado 13 de marzo por la crisis de la COVID-19, a pesar de figurar en la lista de países «seguros» a los que la Unión Europea (UE) ha abierto sus fronteras exteriores, a excepción de España que no las abrirá hasta , al menos el 9 de este mes.
El país norteafricano, con una situación epidemiológica controlada, ha empezado a aplicar en las últimas semanas una serie de medidas de desconfinamiento progresivo por regiones que incluso ha permitido, gracias al acuerdo alcanzado con la Embajada española en Rabat, que los residentes en nuestro país regresen en viajes extrordinarios que han trasladado a más de un millar de personas en la última semana, desde Tánger Med a Algeciras.
De hecho, los últimos embarques desde Tánger a Algeciras se van a llevar a cabo este jueves tras el viaje realizado este 1 de julio, antes de los dos viajes que también hay previstos para los días 9 y 10 de este mismo mes.
El pasado 9 de junio, el ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, anunció ante el Parlamento una aceleración en las operaciones de repatriación de los cerca de 32.000 marroquíes que se quedaron atrapados en el extranjero desde que a mediados del pasado marzo se decretó el confinamiento domiciliario en el país magrebí.
La situación sanitaria se considera controlada y el país examina la forma de repatriar a sus nacionales, que deben todos someterse a una cuarentena de 9 días y efectuar dos tests PCR.
La apertura de fronteras es muy deseada por el sector turístico, que espera señales a este respecto y que de momento tiene que contentarse con el turismo interior para intentar salvar la actual temporada, a la espera de que puedan empezar a llegar los miles de viajeros que procedentes de centro europa regresan cada verano a su país de origen para pasar las vacaciones, sumado a los muchos turistas europeos, principalmente, que deciden disfrutar de todo lo que ofrece el país norteafricano.